La bici no es un vehículo serio
Tras tanto tiempo desterrada de las ciudades y limitada a prácticas deportivas en carretera o montaña, o breves y ociosos paseos, a muchos les sigue costando ver a la bicicleta como un vehículo en el que podemos desplazamos a diario. Sí, señores políticos: si ayudan fiscalmente a autónomos o empresas a la hora de comprar un coche o una moto, pagar reparaciones o consumir combustible, ¿por qué no hacen lo mismo con el vehículo que no contamina, que es saludable, eficaz y que también sirve para llevarnos a trabajar?
La bici es peligrosa
Pese a su presencia cada vez mayor en las ciudades el número de accidentes en los que se ven envueltos ciclistas sigue siendo bajísimo, sobre todo comparado con los que sufren automovilistas o motociclistas. Si hablamos de peligrosidad, hay un hecho indiscutible: no es lo mismo desplazarse a 10,20 ó 30 kilómetros por hora que a los más de 100 a los que muchos vehículos a motor se desplazan por la ciudad. Y, por otra parte, son muchos más peligrosos el sedentarismo o la polución.
Las bicicletas son de hippies (o de pobres, o de hipsters, o de…)
Antes, moverse en bicicleta era sinónimo de “pobreza”: si pedaleabas era porque no tenías dinero para comprarte (y mantener) un coche o una moto. Después, ahora, para muchos usar la bicicleta equivale a ser un ‘hipster’, una víctima de la moda, de una cuestión pasajera. Pero no… Este tipo de etiquetas son cortas, absurdas, falsas: millones de personas usan cada día la bicicleta por millones de motivos distintos y en millones de entornos diferentes.
No, la bici no es de ‘hippies’ ni ‘hipsters’: millones de personas la usan por millones de motivos distintos
Las bicicletas son para el verano
Era una magnífica obra de teatro, una preciosa película… y una frase que ha quedado en el subconsciente popular. Pero las bicicletas no son para el verano, sino para todo el año. En invierno, porque nos evitan las aglomeraciones de tráfico (la gente usa más el coche cuando llueve o hace frío), por ejemplo. En primavera y otoño, porque las temperaturas más suaves y la belleza de los jardines y árboles convierten cada trayecto en algo único. ¿Y en verano? Sentir el viento, buscar las rutas menos soleadas, evitar la angustia de viajar en un vehículo cerrado… ¡Pues claro que son para el verano también!
La bicicleta siempre acaba siendo robada
Sigue habiendo demasiados robos de bicicletas y aparcarlas en determinados lugares es sinónimo de hurto, pero la proliferación de nuevos productos en el sector nos hace ser optimistas. No sólo los sistemas de seguridad mejoran cada año, con candados cada vez más resistentes, ligeros y para todos los bolsillos, sino que la tecnología apuesta por alarmas conectadas a tu teléfono móvil, geolocalizadores o sistemas de identificación cada vez mas avanzados, y proliferan iniciativas (aparcamientos vigilados y exclusivos para ciclistas) que harán que los robos decrezcan.
Las bicis son sólo para cortas distancias
Aunque queda un enorme camino por recorrer, la bicicleta cada vez es más compatible con otros medios de transporte. La llamada intermodalidad multiplica sus posibilidades, transformándola en una herramienta perfecta incluso para aquellos que deben desplazarse muchos kilómetros. Si apuestas por una buena plegable podrás viajar casi sin limitaciones en trenes, autobuses, metro o incluso, en caso de emergencia, taxi. Combinar bicicleta con transporte público ahorra dinero, estrés y salud (seguro), pero también, si se tiene una buena combinación, tiempo.