Seguridad

Las seis cosas que un buen ciclista urbano nunca haría

Nos quejamos mucho: de los coches que no nos respetan, de los políticos que no adaptan las ciudades a nuestras necesidades… Pero también el ciclista urbano comete errores. Demasiados. Aquí van algunos de los mas habituales: son tan absurdos como fáciles de evitar. ¿Cuáles cometes tú? ¿Se te ocurre alguno más?

Ser invisible

Está en juego tu vida y demostrar la madurez de un colectivo. Si queremos ser respetados debemos cumplir **la ley y las normas de circulación, y una de ellas es, desde luego, ser visibles. Ropa luminosa y/o fosforescente por la noche, un buen equipo de luces delanteras y traseras o una enorme variedad de complementos (muchos de ellos, además, espectaculares) nos ayudarán a que conductores y peatones nos vean. Nuestra vida está en juego. La de los demás, también.

No entender la filosofía ciclista

Moverse en bici no es sólo pedalear: es, también, una forma de vida distinta. En bicicleta uno puede ir deprisa y nervioso, insultar o presionar a los demás, pavonearse, incumplir la ley, desesperarse porque alguien cruce despacio o, por supuesto, maldecir porque una pareja de ancianos invada nuestro carril bici. Pero… ¿Qué consigues con esa actitud? Nada. O, según se mire, mucho: amargarte la vida y no contagiar la alegría, la libertad y la naturalidad** que implica ser ciclista urbano.

Si vas a toda velocidad y nervioso, si insultas, si presionas a los demás… ¿Para qué vas en bici?

Molestar a los peatones

El peatón debería ser el rey y sus zonas, sagradas. Todos hemos cruzado por un paso de peatones en bici, pero debería ser algo excepcional, a una velocidad reducida o, todavía mejor, bajándonos de nuestra montura y caminando. Lo mismo con las aceras, zonas comunes en parques o tantos otros lugares: amenazar al peatón apenas nos hará ganar unos pocos segundos, y además de poder meternos en problemas ensuciará la imagen de todo un colectivo, el de los ciclistas urbanos. Cuando compartas espacio con los peatones, ten la cabeza fría, e intenta volver cuanto antes a tu zona natural.

Comprar material robado

No a la picaresca. No al ventajismo. No, en definitiva, a ir de listo… No compres material robado. Nos hartamos de criticar a políticos o banqueros por la corrupción, cuando muchas veces basta con que nos pongan la oportunidad delante para caer en el mismo error. Bastantes trabas nos ponen a los ciclistas para que, encima, nos robemos entre nosotros. Hay bicis y complementos para todos los bolsillos, y un enorme mercado de segunda mano (legal) para encontrar aún más chollos. Es así: si nadie comprara nada robado, los hurtos se reducirían a la mínima expresión.

Si nadie comprara nada robado, los hurtos se reducirían a la mínima expresión

Usar el móvil

Ninguna llamada es tan importante como para dedicar una mano, en exclusiva, a sostener el teléfono y no prestar atención a la calzada. No hay ningún mensaje tan urgente como para desviar la vista del tráfico para mirar la pantalla. Mensajería instantánea, navegadores mal empleados, juegos… Las opciones tecnológicas que nos pueden distraer son muchas. Dedícales el tiempo y la atención que te exigen… Cuando te bajes de tu montura.

Salir a la calle con miedo

No nos gustan los “gallitos”, pero tampoco es bueno circular aterrorizado. Si te da miedo o te sientes inexperto… Ve poco a poco. Evita las calles en las que haya mucho (y muy veloz) tráfico. Circula con alguien más experimentado para que te dé consejos. Adapta tu ruta, en todo lo posible, a carriles bici, parques y calles tranquilas. Haz lo que sea, pero cuando salgas a la calzada hazlo con total convicción, porque la seguridad en uno mismo es algo que se huele y que transmite respeto a los automovilistas.