Costa Rica es un lugar especial. Un pequeño país de apenas cinco millones de habitantes (una población similar a la de, por ejemplo, Madrid) que no tiene ejército, conocido por su abrumadora naturaleza y su apuesta por las energías renovables. Algo parecido a la imagen que a muchos viene a la cabeza cuando se piensa en el paraíso.
Ubicada en el centro del país, San José, su capital, es una ciudad llena de colores, olores, ruido e historia. Antes de la llegada de los españoles, en el siglo XVI, la zona que hoy ocupa era territorio de los indígenas huetares. No fue hasta 1812, coincidiendo con la Constitución de Cádiz, que la ciudad contó con Ayuntamiento propio. En 1838, 17 años después de declararse Costa Rica independiente, fue elegida definitivamente como capital.
Hoy, San José es un lugar bullicioso en el que siempre hay algo que hacer. Visitar el emblemático Teatro Nacional o dar un paseo por las siempre animadas Plaza de la Cultura o la Avenida Central; descubrir los secretos del Museo del Oro Precolombino o dejarse impresionar por la Catedral Metropolitana de San José, una de las iglesias más grandes e importantes de todo el país, son opciones imprescindibles para el visitante. Pero si uno quiere vivir con toda la intensidad lo que significa ser un josefino (gentilicio local), nada como explorar sus calles.
Manjares a pedales
Y es que cada vez son más los ciudadanos que deciden reivindicar el espacio público de la ciudad y, para hacerlo, nada como los pedales. No en vano, la bicicleta ha sido un medio de transporte común en la historia de San José. Y pese a ello, en las últimas décadas los coches han desplazando a peatones y ciclistas a un segundo plano. Aun así, sigue siendo habitual ver bicicletas llenas de frutas, verduras, huevos, pollo, cervezas y otros productos, especialmente alrededor de los mercados. Y luego están, claro, las personas que nunca han renunciado a la bicicleta como su único medio de transporte.
Durante los últimos diez años varios grupos han surgido desde la sociedad civil con el propósito de promover el ciclismo urbano: recorridos colectivos, asesoría en rutas y formas seguras para viajar al trabajo, clases de manejo de bicicleta, emprendimientos de infraestructura ciclista y alianzas con las distintas administraciones son algunas de sus armas. Por su parte, el Gobierno, tanto local como nacional, ha comenzado a escuchar: hace un año se inauguró la primera ciclovía de la ciudad, que conecta la Universidad de Costa Rica (la más grande del país) con el Parque Metropolitano La Sabana. Y, pese a que no ha estado exenta de polémica, la bici se ha puesto sobre la mesa, transformándose, además de en un vehículo, en un símbolo. Algo a lo que ha ayudado que la actual Presidenta de la Asamblea Legislativa (Congreso) de Costa Rica, Carolina Hidalgo, sea una ciclista urbana convencida.
Hablan los expertos
“Los ciclistas de San José encuentran, como primer impedimento, el hecho de que exista muy poca infraestructura y que la existente no concuerde con las rutas más utilizadas”, denuncia Brenda Zumbado, arquitecta y ciclista habitual. “La topografía de la ciudad y las cuestas son todo un reto para muchas personas, puesto que requiere una mayor actividad física: sudar es todo un tabú ante la posibilidad de llegar empapada al trabajo. Las empresas deben contemplar la posibilidad de instalar duchas y lockers para facilitar e incentivar que las personas se movilicen en bicicleta”.
En opinión de Zumbado, “el principal reto para pedalear en San José es la convivencia con los usuarios de otros medios de transporte, como automóviles, buses o taxis, puesto que la cultura del ciclismo urbano no está tan arraigada dentro del imaginario colectivo y todavía resulta muy común escuchar a personas decir que las bicicletas son solo para deporte o que solo deberían circular por las ciclovías. El tema del respeto y que la bicicleta sea vista con un vehículo que puede transitar por vías menores a 80km/h es algo en lo que se debe trabajar, que a los ciclistas se nos respete y se les dé el espacio en la vía puesto que también somos actores viales”.
Ramón Pendones, director ejecutivo de Aconvivir, agrupación que trabaja en favor de la convivencia pacífica entre todos los medios de transporte, coincide en la necesidad de una infraestructura ciclista, pero subraya que “el principal reto para pedalear en San José es, en primera instancia, lidiar con la agresividad y falta de empatía de los conductores de vehículos a motor”.
Un acto de rebeldía
Otras voces, como la de Jorge Mora, de la ONG Asociación Regional Centroamericana para el Agua y el Ambiente (ARCA), centrada en el medio ambiente y la movilidad, apuntan que “ni el clima ni la topografía son desafíos importantes como dicen algunos”. Y recuerda: “Existen ciudades con topografías similares a la nuestra, como Lisboa, Santiago o Medellín, donde circulan miles de bicicletas al día. También otras como Londres, Copenhague o Amsterdam con climas tan húmedos y tasas de precipitación similares, donde también la bicicleta se ha masificado. El reto tiene que ver con la falta de infraestructura ciclista adecuada, la ausencia de zonas 30, la existencias de muy pocas ciclovías o carriles bici y la ausencia de una cultura vial donde se proteja a los usuarios y usuarias más vulnerables de la vía pública: ciclistas y peatones”.
“Circular en bici por San José es siempre un acto de rebeldía”, concluye Carlos Bolaños, biólogo y miembro de ChepeCletas, que considera San José “una ciudad dominada por los carros. Aventurarse a descubrir la ciudad en dos ruedas requiere valentía y una suerte de terquedad, porque habrá muchas miradas incómodas, pitos y groserías, especialmente si se viaja solo. Pero la recompensa es grande: dominar la topografía, saberse dueño de una experiencia única, el viento, siempre el viento. Y mantener el sueño vivo de una ciudad más inclusiva, en la que la bici sea un fin y no un medio”. Será entonces cuando la ciudad termine de encajar en el paradisiaco país del que es capital.
PEDALEAR LA NOCHE
De lunes a viernes San José acoge una agenda de recorridos nocturnos en bicicleta a cargo de distintos grupos. Todos los días la salida es a las 7:00 de la tarde: lo que varía es el lugar. Los lunes la ruta está a cargo de Pedalízate, que parten de la plaza de la Iglesia de Desamparados (municipio al sur de San José). Los martes es el turno de las Chicas en Cleta, cuyo recorrido nace en la plazoleta de la Iglesia de La Soledad en San José. Los miércoles se sale del Parque España en San José con ChepeCletas. Los jueves la organización corre a cargo de KickBike Costa Rica, desde la plazoleta de la Iglesia de La Soledad. Y los viernes le toca a Coro Bike, con salida en la Iglesia de Coronado (municipio al noreste de San José). Adicionalmente, los domingos hay distintas salidas a cargo de varios grupos: muchas veces de trata de rutas en torno a un eje o causa temáticos. ¡Si te animas, uno de esos mejores paseos lo organiza el colectivo de Ciclismo Urbano Las Luciérnagas!
QUÉ COMER EN SAN JOSÉ
Hablar de gastronomía costarricense es hablar, necesariamente, del casado, el plato típico por excelencia del país, compuesto de arroz, frijoles, ensalada, plátano maduro y carne de ternera, pollo o pescado. Su nombre procede de una tradición ancestral: se dice que el primer día que un recién casado llega a casa después de trabajar, la esposa le prepara en un plato todo lo que sabe cocinar, para que así él elija lo que más le gusta y lo que no le gusta. De ahí que contenga un poco de todo lo que se puede encontrar en la comida típica de Costa Rica. Pero hay mucha vida gastronómica más allá: el visitante no puede dejar pasar el ceviche, los chayotes rellenos, el bayo pinto, arracache o las chileras. Y si eres un amante del café, prepárate para saborear uno de los mejores del mundo.