“Es el tío más carismático del pelotón”. Así define Yuriy Tomas, director de marketing de Specialized España, al nuevo campeón del mundo. “Le está dando frescura al ciclismo… Hace caballitos, es atípico, es mucho más extrovertido que el tipo de ciclista estándar. Además, por supuesto, tiene una técnica enorme. Fue campeón del mundo junior de mountain bike también con Specialized, y llevamos muchos años detrás de él”.
Nacido en 1990 Sagan es, efectivamente, une perfecta mezcla de talento, fortaleza y carisma. Lleva cuatro años ganando el premio a la regularidad en el Tour de Francia, ha tenido que pedir perdón por su propensión a tocarle las nalgas a las azafatas que le entregan premios (le pasó en el Tour de Flandes de hace dos años) y, como recuerda Tomas, es todo un maestro bajando puertos. “En el último Tour dio una exhibición brutal. Su bajada del Col de Manse fue impresionante, mágica”.
La máquina sobre la que se ha coronado campeón del mundo es, sin embargo, muy terrenal: una magnífica S-Works Tarmac DI2. Como cuentan desde Specialized, Sagan tiene tres máquinas a su disposición para afrontar cada prueba: la Venge ViAS, la Roubaix o la Tarmac. “La primera es idónea para etapas muy llanas y sprints. La Roubaix es más para pavé. Y la Tarmac es muy ligera, perfecta para las subidas, muy completa. Como la carrera de Virginia tenía un poco de todo era lógico que la usara”.
Comparada con la Tarmac DI2 que la marca vende, la montura de Sagan apenas tiene variaciones. “La estructura del cuadro es exactamente igual, y apenas algunos componentes, como las bielas FSA o el control de potencia SRM, son distintos por contratos de equipo. No es una bicicleta hecha para él sino para cualquier ciclista, aunque por supuesto sí está personalizada en cuanto a la decoración (con un color, el Sagan, que Specialized comercializa como serie limitada)”.