Ellas son precisamente las protagonistas de una curiosa campaña callejera, que ha instalado seis románticos aparcabicis en distintos puntos de la ciudad.
Los llamativos aparcamientos están pintados de rojo, tienen forma de corazón y un tamaño considerable, que les hace fácilmente reconocibles cuando uno rueda. Además, llegaron para quedarse: aunque muchos pensaban que tenía que ver con el Día de San Valentín, su propósito es embellecer el paisaje pero, sobre todo, estimular a la gente a moverse en bicicleta.
Según asegura la web CTV Vancouver, el proyecto ha costado 3.240 dólares canadienses (casi 2.300 euros), con un gasto aproximado de 400 euros por cada instalación.
Aunque criticada por algunos, que opinan que han sido demasiado caros y que ese dinero podría haberse empleado en alguna otra cosa, la iniciativa ha tenido cierto éxito en las redes sociales (donde se mueve con la etiqueta #lovebikeyvr), y desde luego tiene un buen propósito: los políticos locales aspiran a que, en 2040, dos tercios de la población no usen apenas el coche.