Ciudades como Portland o Philadelphia cuentan con pasarelas flotantes para ciclistas. Y Chicago quiere tener la suya. Por ello, el empresario James Chuck, de la empresa Second Shore, ha desarrollado un ambicioso proyecto al que ha bautizado como RiverRide, tal y como informa la web DNA Info.
La construcción de RiverRide no está exenta de ciertos problemas. A diferencia de las grandes masas de agua de otras ciudades, el río de Chicago carece en varios puntos de una base de tierra sobre la que asentar la estructura. Un reto para el que Chuck ha ideado un sistema de segmentos de hormigón reforzado con acero que podrían ser enlazados entre ellos, al más puro estilo de unas vías de tren de juguete. Cada uno de los segmentos flotantes mediría 25 metros de largo y de 2 a 4 metros de ancho. Además, el RiverRide contaría con paneles solares, que alimentarían el equipamiento básico de la estructura, como las luces nocturnas.
“Estamos ante una gran oportunidad de aprovechar el río para el transporte moderno”, ha explicado Chuck durante la presentación del proyecto, en una reunión del 33 Ward Action Committee, el organismo encargado de estructurar la movilidad en esa zona de la ciudad.
Según los cálculos hechos públicos por Chuck, la infraestructura tendría un coste total que oscilaría entre los 5 y los 10 millones de dólares (4,5 y 9 millones de euros), que podrían ser financiados tanto a través de fondos públicos como privados. De ser aprobado, el proyecto podría estar listo para el verano de 2018.