Todo ocurrió el pasado 21 de agosto, cuando desapareció la bici de uno de ellos. Tres días más tarde, su amigo la descubrió atada a una farola en otra calle cercana. Y es aquí donde decidieron tomarse la revancha: desmontaron el sillín y le pusieron otro candado para que su ladrón no pudiese llevársela. Al día siguiente, retiraron la bici y pusieron en su lugar un cartón con la bici dibujada y un peculiar mensaje en el que, entre otras cosas, se puede leer: “Querido ladrón de bicicletas… Te llevaste mi bicicleta a principios de esta semana, ¡pero se te olvidó decirme dónde la ibas a dejar! (…) De todos modos, la necesito, así que me la llevo de vuelta. Por favor, acepta esta sustituta hasta que puedas comprarte una”.
Justicia irónica
Si bien se les reprochó que no hubiesen acudido a la policía, comportándose de forma irresponsable, ellos se justificaron alegando que “la policia está siempre muy ocupada”, y que no disponían de recursos ni de tiempo suficiente como para lidiar con la justicia. Una historia, de final feliz, que, sin embargo, no siempre se soluciona tan fácilmente. Moraleja: No piensa el ladrón que todos son de su condición… Eso, o recordar la escena de la mítica película El ladrón de bicicletas, cuando la adivina del barrio le dice al protagonista, preocupado por saber si recuperará su bicicleta: “Si no la encuentras pronto, ya no la encontrarás más…”