Alguien lo dijo: no se aprende a caminar siguiendo las reglas; se aprende a caminar caminando... y cayendo. Algo de eso hay en la historia de Michael Weisz y Antoine Schwoob, dos jóvenes emprendedores franceses que, hace poco más de cuatro años, pusieron en marcha un proyecto relacionado con el deporte y la salud. Más en concreto, Schwoob desarrolló como proyecto de fin de carrera un sensor de ritmo cardiaco, instalado en un brazalete para la gente que hace running. Funcionaba tan bien que, cuando su amigo Michael Weisz se sumó al proyecto, comprobaron que el negocio no estaba en el sensor en sí sino en el sistema magnético que empleaban y que permitía enganchar con total seguridad un teléfono móvil a una correa pero, también, a una motocicleta o una bici. Dicho y hecho: actualmente hay unos 200.000 Shapeheart funcionando en el mundo, y la marca crece con mucha fuerza en el mercado español.
Respirar creatividad
A sus 33 años, y tras pasarse media vida en distintas ciudades de Francia, Michael Weisz espera su segundo hijo. Vive en París, donde está la sede de Shapeheart, cuyas oficinas se encuentran en concreto en Station F, un moderno campus en pleno centro de la ciudad y en el que se alojan más de 1.000 startups. “Es un sitio muy interesante y atípico”, nos explica Michael en un castellano perfecto, "porque en él hay casi 3.000 personas trabajando y colaborando. Puedes pasarte el día viendo proyectos estimulantes y respirando creatividad. Si no te pones las pilas y das lo mejor de ti mismo… ¡Miras a tu alrededor y sientes que estás desperdiciando el tiempo!
"Hay dos tipos de accesorios: los de mala calidad, que no duran mucho pero son baratos, o los buenos productos, que son caros. En Shapeheart queremos ofrecer soportes con la máxima calidad y a un precio asequible"
Desperdiciar el tiempo es algo que, precisamente, no se ha hecho nunca en Shapeheart. Mientras Schwoob se centraba desde el inicio en la parte técnica y de producción, Weisz aprovechaba sus ocho años de trayectoria profesional en la distribución deportiva para comercializar mejor el proyecto. "Desde el primer momento vimos que hay muchas opciones en el sector de los accesorios deportivos", comenta, "pero al final todas se dividen en dos grupos: los de mala calidad, que no duran mucho pero son baratos, o los buenos productos que, por lo general, son caros. Nuestra intención era ofrecer algo con la máxima calidad y a un precio asequible. Y, además, vimos que había espacio para esa filosofía, porque las grandes marcas deportivas no invierten ni dinero ni tiempo en este tipo de pequeños accesorios”.
En el caso de Shapeheart, los productos a la venta son soportes y fundas para poder usar el teléfono móvil cuando corremos, viajamos en moto, nos desplazamos en patinete eléctrico o, por supuesto, en bicicleta. Un producto a simple vista sencillo, pero compatible con todas las marcas de smartphones, resistente al agua, con muy buenos acabados y que, además, nos permite manipular el teléfono (aceptar una llamada, cambiar de canción o, por supuesto, consultar una dirección en el navegador) sin casi apartar la vista de la carretera. Una mezcla de sencillez, eficacia y durabilidad que han permitido que la marca cuente con decenas de miles de usuarios, un notable prestigio y creciente presencia en el mercado europeo.
El boom de la bici... y de las huelgas
“La clave de esta buena trayectoria”, nos dice Michael, “es contar con un buen equipo, en el que los roles se complementen. Mi socio, Antoine, tiene muy claro el desarrollo técnico del producto, los partners tecnológicos que necesitamos, el enfoque tecnológico. Por mi parte, intento aportar una visión del mercado deportivo, comprender lo que los clientes quieren. Para conseguirlo, además, nos gusta tener contacto directo con el usuario a través de eventos (el año antes del covid, en 2019, estuvieron presentes en 35 ferias) y tiendas para escuchar las necesidades del público”. Un trabajo que, además, se ve beneficiado por las ayudas estatales a proyectos como este. "Es verdad que en Francia se apoya al emprendedor", confirma, " a través de becas o ayudas económicas. Pero, te lo aseguro, esas ayudas se centran sobre todo proyectos tecnológicos muy avanzados. En nuestro caso no es tan favorable, pero sí es cierto que se ha creado un ecosistema genial para que iniciativas muy variadas puedan conocerse, cooperar y salir hacia delante”.
Un poco de fortuna, además, nunca viene mal. Shapeheart la tuvo gracias al boom mundial que desde hace años vive el deporte, pero sus productos vivieron un notable auge cuando, en 2019, Francia y en particular París vivieron abundantes huelgas de transporte que provocaron que muchos ciudadanos empezaran a desplazarse... pedaleando. “Tenemos muchos usuarios de entre 25 y 50 años”, cuenta Michael, “con un 60% de hombres y un 40% de mujeres aproximadamente. Sus desplazamientos son variados: usan Shapeheart para moverse por la ciudad, pero también para sus rutas en bicicleta de montaña o carretera. Hay gente que lo quiere para registrar salidas muy exigentes y otros que, simplemente, quieren tener el teléfono a la vista durante sus tranquilos paseos del fin de semana”. Y es que la sencillez y la universalidad son claves en los soportes Shapeheart: se instalan en un par de minutos y el catálogo consta de apenas diez productos. "Eso es suficiente" explica Michael, que también explica por qué la marca huye de diseños muy llamativos o colores estridentes. "Cuando la gente sale a correr o montar en bici o moto", cuenta, "va muchas veces recubierta de marcas y logos. Nosotros preferimos ser discretos: acompañarles, serles útiles, sin necesidad de llamar la atención".
Shapeheart ya está presente en 250 tiendas de bicicletas en España. "Estar en tiendas es parte de nuestra filosofía, y además allí los clientes reciben los consejos del vendedor y pueden aclarar todas sus dudas sobre el producto".
Shapeheart está, de momento, presente físicamente en unas 400 tiendas de motos y 250 de bicicletas en España. Aunque la marca tenga mucha visibilidad en redes sociales como Instagram o Facebook, el 80% de las ventas se hacen en tiendas físicas y, según sus creadores, así quieren que sea. "En las tiendas los clientes reciben los consejos del vendedor, aclaran todas sus dudas sobre el producto... Además, es parte de nuestra filosofía: queremos ser parte y fomentar el comercio de proximidad, estar en las tiendas locales. No queremos vivir en ciudades sin comercios de barrio donde solo se compre por Internet". Algo que se repite en el resto de Europa (Shapeheart está presente en 22 países) y que, quizá, también se aplicará en el mundo. "Se podrían hacer grandes cosas en Japón, EE UU o Corea", reconoce Michael, "pero no es el momento. Tenemos mucho trabajo por hacer así que, de momento... ¡nos concentraremos en hacerlo bien por aquí!”