A todos nos pasa. A diario. Antes de salir con la bicicleta viene la pregunta de cada día: ¿dónde meto las llaves? ¿El teléfono? ¿La cartera? O cualquier cosa que tengamos que transportar en cada salida en bici y necesitemos tener al alcance de la mano. Sí, por supuesto, están las mochilas o una buena chaqueta. Pero pocas son tan fáciles de transportar, tienen tanta capacidad y molesten menos que una pequeña bolsa de cuadro.
Eso es la SKS Traveller Edge, una bolsa de un litro de capacidad para enganchar en el cuadro. Hecha con materiales de primera calidad, excelente y sobrio diseño y mucha sencillez. Empecemos hablando de lo primero, sus características principales y materiales.
Según dice la marca, la bolsa está “fabricada en tejido repelente al agua”. Mide 250 x 60 x 170 mm, y tiene 1000 ml (un litro) de capacidad. Su forma es triangular, disponiendo de dos tiras en la parte superior (para amarrar al tubo superior del cuadro) y otra en la parte trasera (para amarrar al tubo del asiento). Las tres tiras son absolutamente iguales, se pegan con velcro (de muy buena calidad) y tienen un embellecedor de plástico en la parte externa (pequeño detalle de muy buen gusto). Las tiras se pasan por tres pasadores de plástico, muy firmemente agarrados a la bolsa mediante una pequeña correa. En resumen: la bolsa se engancha a la perfección a la bicicleta. Impecable.
El material de la bolsa combina dos tipos de tejido. Las dos caras que están unidas al cuadro son de un plástico grueso, con cierta similitud al cuero. El tacto es muy agradable, y parece bastante resistente (hemos usado la bolsa durante un mes y está como nueva, así que deducimos que aguantará mucho, mucho tiempo). La cara que no va “pegada” al cuadro es de la misma tela que los laterales de la bolsa, una tela oscura (gris oscuro, casi negro) que cuenta con dos tipos de estampado. Uno es oscuro, pone el logo de la marca y tiene un propósito, sobre todo, estético (es bonito, en otras palabras). Al lado, en la parte más pequeña del triángulo, hay otros dos logos de la marca (completos) en blanco, con tinta reflectante. Aquí el objetivo es, además de estético, práctico, ya que mejora la visibilidad. Bien pensado.
Ahora toca hablar del interior. En este sentido, la SKS Traveller Edge apuesta por la máxima sencillez. No hay bolsillos interiores. No hay ranuras. Es un litro de capacidad perfectamente estanco en el que, eso sí, hay dos gomas (anchas y de excelente calidad) para sujetar algo. ¡Y se nos ocurren un montón de cosas! Tanto esas dos gomas como las costuras son negras, y la tela que forra la bolsa es naranja chillón. Importante: la cremallera para abrir y cerrar esa bolsa (recorre el lado superior y trasero de la bolsa) es laminada, y cuenta con el bonito detalle de un colgante tirador con el logo de la marca. Si uno hace el esfuerzo de cerrarla por completo, la cremallera queda completamente estanca.
El tacto del interior de la bolsa es agradable y transmite durabilidad y calidad. El hecho de sea naranja facilita encontrar buena parte de los productos. Y el peso del conjunto, exactamente 132 gramos, es mínimo. En marcha, por supuesto, es imperceptible. Y cuando soltamos la bolsa del cuadro porque dejemos la bicicleta en algún sitio (por ejemplo, aparcada), esa ligereza la hace muy fácil de transportar.
Queda hablar del precio. El precio recomendado es 22,99€. Nos parece muy bueno, absolutamente acorde con un producto que probablemente vamos a usar, a diario, durante mucho tiempo. Si queremos llevar las cosas imprescindibles de una forma cómoda, segura y resistente, la bolsa SKS Traveller Edge nos parece inmejorable. El hecho de que la marca ofrezca cinco años de garantía habla a las claras, para finalizar, de la calidad del mismo.
No mucho más que decir.. ¡Gracias por llegar hasta aquí y por pedalear con nosotros!