El pasado 20 de febrero fue un día especial. Ese día el Pleno del Senado daba luz verde, con 222 votos a favor y 14 en contra, a la reforma del Código Penal que endurecía las penas a los conductores que causen accidentes con muertos o heridos (hasta nueve años de cárcel), e incorporaba la figura del delito del abandono del lugar del accidente (hasta cuatro años de cárcel). Una modificación que afecta a dos artículos, el 142 y el 195, cuya redacción incurría, a ojos de la comunidad ciclista, en una grave injusticia.
Ese 20 de febrero, miércoles, concluía también la batalla personal de Anna González, quien puso rostro a la demanda y que, durante tres años, enarboló la petición #PorunaLeyjusta. Una etiqueta histórica que reunió el apoyo de 326.000 personas, entre ellas nombres tan populares como los de Pedro Delgado, Alberto Contador, Alejandro Valverde o Purito Rodríguez.
Del duelo a la acción
Todos entendieron que lo que le ocurrió a Anna podría pasarle a cualquiera. Cuando su marido, Óscar, fue mortalmente atropellado por un camión en 2013, el conductor se dio a la fuga. De manera incomprensible, y tras ser detenido por la Guardia Civil, quedó libre, siendo finalmente condenado a dos años de cárcel (nunca pisará la prisión) y a la retirada del carnet por el mismo periodo.
El duelo no la detuvo: la sensación de estar ante una injusticia decidieron a Anna a poner en marcha una campaña de recogida de firmas que pronto se convirtió en viral. El eco mediático y el apoyo de la comunidad ciclista la llevaron a reunirse con ministros de Justicia (el popular Rafael Catalá y la socialista Dolores Delgado), e incluso con Pedro Sánchez antes de ser Presidente del Gobierno. Conseguido su objetivo, es lógico que la propia Anna haya declinado participar en este reportaje. Como ocurrió varias veces a lo largo de estos años, atendió a nuestra llamada en el acto, pero fue clara, contundente, sincera: es hora de pasar página. De mirar hacia delante. “Toca vivir”, nos dijo textualmente.
Callejones sin salida
“Anna está agotada”, nos cuenta Alfonso Triviño, Secretario General de la Asociación de Ciclistas Profesionales (ACP) y una de las personas que ha vivido todo el proceso a su lado. “Tras conseguirlo ha venido el bajón, y es comprensible que quiera dejar esto atrás. Pero su claridad de ideas, empuje y compromiso son tales que no prescindiremos de ella. Es una luchadora nata, que ha sacado fuerzas de flaqueza hasta en los momentos más duros. Nos hemos visto en infinidad de callejones sin salida”, explica Triviño, “pero el fundamental apoyo de la comunidad ciclista y el eco mediático de nuestra petición nos han mandado fuerzas desde arriba”.
Michel Madoz es parte esencial de ese éxito mediático, y de que la campaña #Porunaleyjusta se convirtiera en viral. “Conocí a Anna viéndola en una entrevista en enero de 2016”, recuerda, “y como tengo formación en marketing y comunicación contacté con ella para aconsejarle sobre cómo enfocar la campaña. Acabamos hablando por teléfono, y directamente me propuso llevarla yo”.
La clave de la campaña fue sensibilizar y buscar cómplices que hicieran de altavoz a la causa, pero sin caer en el morbo”
La clave fue, en su opinión, “sensibilizar y buscar cómplices que hicieran de altavoz a la causa”. Además de entre los ciclistas, no tardaron en sumarse medios de comunicación generalistas “para generar un ruido que escociera a los políticos”, explica Madoz, “aunque siempre manteniendo una línea de dignidad y respeto y huyendo del morbo”. En su opinión, la historia de Anna caló porque “podría ser la de cualquiera”, algo que subrayaron al año y medio de batalla. “Se había empezado a crear una confrontación entre conductores y ciclistas”, cuenta Madoz, “por lo que decidimos abrir el abanico. Hacer hincapié en que lo que le pasó a Anna le podía pasar a un peatón, a un motorista o a otro conductor. Decidimos añadir el hashtag #vadepersonas, y cambiar el concepto”. Otro acierto más.
Un ejemplo de que con razón, inteligencia y paciencia, casi cualquier cosa es posible. “Suena típico y algo etéreo”, explica Madoz, ”pero es así: hay que ser constante. También hay un factor de suerte pero para encontrarla hay que buscándola. En un camino como este a veces te cruzas con situaciones favorables, pero también lo contrario y caer en el desánimo. Más de una vez estuvimos a punto de arrojar la toalla”.
Una odisea
Y es que, según el abogado de Anna, Francisco Parres, “lo vivido ha sido una odisea. Pero ha valido la pena: Anna me ha convertido en activista, sobre todo porque ella no buscaba venganza, sino que nadie vuelva a vivir lo que ella ha pasado. Muchos políticos no tenían la menor idea de cómo afectaban las leyes a casos como este, pero hemos tenido la suerte de que otros, como Irene Ribera (Ciudadanos) o Pablo Bellido (PSOE), nos ayudaron a difundirlo”.
Más de una vez estuvimos a punto de arrojar la toalla”
Con la recién aprobada reforma del Código Penal, ¿qué hubiera pasado con el autor de la muerte de Óscar? “Hubiera sido condenado por huída del lugar de los hechos y homicidio imprudente. Con total seguridad, hubiera ido a la cárcel”, opina Parres. “Esta no es exactamente la ley que pedíamos, pero se parece bastante”, concluye Triviño. Una ley que, gracias a una lucha que muchos han calificado de ‘quijotesca’, conseguirá que hacer justicia a tantos y tantos ciclistas sea un poco más posible.
[Este reportaje forma parte de la edición impresa de Ciclosfera #28- Lee el número completo aquí]