Los habitantes de Portland (Oregon, EEUU) que quieran moverse en coche por las calles residenciales de la ciudad tendrán que hacerlo, a partir de ahora, mucho más despacio. El ayuntamiento de la ciudad ha puesto en marcha la normativa que obliga a los automóviles a circular a una velocidad máxima de 20 millas por hora, o lo que es lo mismo, 32 km/h.
La medida no es baladí. Sobre todo, si se tiene en cuenta que cerca del 70% de las calles de Portland son residenciales. “La reducción de la velocidad en este tipo de vías es parte de un esfuerzo más amplio de la ciudad para respaldar una circulación más segura”, explica el ayuntamiento de la ciudad en su página web.
La medida forma parte del ambicioso proyecto Vision Zero, que quiere eliminar las muertes por atropellos en la ciudad
“La mayoría de las calles residenciales en Portland son angostas, tienen pocos pasos de peatones debidamente señalizados y no hay carriles para bicicletas”, prosigue el consistorio. “Dado el espacio reducido y la falta de protección para las personas que caminan o circulan en bicicleta, es importante que las personas conduzcan despacio”.
El nuevo límite de velocidad de 20 mph es parte del proyecto Vision Zero, con el que Portland quiere eliminar las muertes por accidentes de tráfico y las lesiones graves producidas por los atropellos. “Las velocidades de conducción más lentas ayudan a prevenir accidentes y, cuando se producen atropellos, reducen el daño”, apuntan los responsables de la medida. “Un peatón golpeado por un conductor a 25 mph tiene casi el doble de probabilidades de morir en comparación con alguien golpeado a 20 mph”, aseveran.