Es una postal a la que estamos acostumbrados: las máquinas quitanieves se abren paso entre las calles ante las intensas nevadas, también en los carriles exclusivos para bicicletas. Y es que la llamada Second City no sólo cuenta con el servicio de bicis compartidas más grande del país sino que, además, el número de ciclovías no ha dejado de aumentar en los últimos años.
La pregunta que se hacen ahora las autoridades es quién costeará estas políticas ciclistas, sobre todo en una época en la que la economía se resiente a escala global. De ahí que una concejal de la ciudad haya sugerido recientemente imponer un impuesto anual a los ciclistas de 25 dólares, según recoge la agencia AP. La propuesta ha recibido*numerosas críticas* por parte de los colectivos ciclistas, quienes, irónicamente, han sugerido que se imponga igualmente un impuesto a los peatones por usar las aceras.
Si bien este tipo de iniciativas no es nuevo -Colorado Springs lleva desde 1988 cobrando cuatro dólares por la compra de cada bici y varios estados de EE UU como Georgia, Washington u Oregón contemplan medidas similares-, sí lo es la justificación que ha dado la concejala -en cualquier caso, muy poco afortunada-, al presentar esta medida como una alternativa a elevar el impuesto a la televisión por cable. Los ciclistas se han pronunciado: el ciclismo urbano no es un mero entretenimiento, es un modo de vida, respetuoso con el medio y beneficioso para la salud.