Son propuestas que se agradecen, porque representan una alternativa saludable y respetable con el medio ambiente y ofrecen un producto diferente: sí, perritos calientes, pero sin ningún tipo de producto animal y preparado con ingredientes locales.
Keaton Tucker, residente en Seattle y enamorado de la cocina y la bicicleta, ha decidido emprender este negocio con el objetivo de difundir las bondades de la dieta vegana: “Este proyecto contribuye a concienciar a la gente sobre la salud, el respeto a los animales y al medio ambiente“, afirma este vegano (que empezó siendo vegetariano) y que se encargará igualmente del marketing, el diseño gráfico, la venta y disribución.
La bicicleta es una parte esencial del proyecto por su eficacia y sostenibilidad
Parte de este compromiso es la bicicleta, un transporte ideal dado que no contamina y permite trasladar fácil y cómodamente el puesto de perritos. Además, y pensando igualmente en el medio ambiente, Tucker aprovechará todos los residuos para hacer compost, una forma de reciclaje orgánico del que se obtiene abono natural.
De momento, y a 21 días para que finalice la campaña en Kickstarter, ha conseguido recaudar 2.753 dólares de los 10.000 que necesitaría para poner en marcha su proyecto. Veremos qué pasa, pero estos cycle dogs tienen muy buena pinta.