Es una situación en la que, ojalá, no nos veamos, pero negar que los accidentes existen sería negar la realidad. Y, dado el exponencial crecimiento de la bici como medio de transporte, todo parece indicar que cada vez serán más los ciclistas que sufran algún percance, ya sea yendo al trabajo o por ocio.
Llegado ese punto, y si por fortuna no hemos sufrido ningún daño personal, lo primero será comprobar el estado de nuestra montura. Y, dada la naturaleza de la carrocería de los coches, muchas veces causantes de los impactos, es más que probable que los daños sean sustanciales. ¿Qué debemos hacer en esos casos?
El vía crucis
En primer lugar, por supuesto, mantener la calma. Ya tranquilos se impondrá la necesidad de hablar con la otra persona implicada en el accidente, en este caso el conductor del vehículo. Si es posible, hazlo con cordialidad y afán de entendimiento, porque si él es el responsable será su seguro el que se haga cargo de los gastos. Pero, por desgracia, es posible que no terminen ahí los quebraderos de cabeza.
“Las compañías aseguradoras no tienen peritos especializados en bicicletas"
“Por lo general, las compañías le dicen a los ciclistas que reclamen por los daños. En otras palabras: dejan la pelota en el tejado del perjudicado”, explica José María Montes, de Montes Peritos, una de las empresas con más experiencia del sector y la primera que ha lanzado un servicio de peritaje específico para ciclistas. “¿Y qué hace normalmente el ciclista?”, continúa Montes, “pues en un alto porcentaje de casos, y sin determinar cuál es el valor real de la bicicleta o si se puede reparar o no, le manda la factura de compra a la compañía aseguradora, un pantallazo de Internet con el precio o un presupuesto de un taller. Pero nada de esto te confirma la realidad del daño, lo que no acredita suficientemente para que la aseguradora acepte la reclamación”.
Según explica Montes, “las compañías aseguradoras no tienen peritos especializados en bicicletas”. Por eso es frecuente, si es que deciden asignar a alguno, que se haga cargo del asunto por ejemplo un perito-ingeniero, quizá sin conocimientos específicos de bicicletas, componentes, materiales... Por eso en Montes Peritos han querido contar con un experto, José Luis Martínez Molina, fundador de las tiendas de segunda mano Recycling y por cuyas manos han pasado miles de bicis de todo tipo.
“Por suerte”, explica el propio Martínez, “lo que más me encuentro son arañazos, bicicletas con golpes contra el suelo y desperfectos en el cuadro, pedales, sillín o manillar”. Como nos comenta, esos desperfectos son muchas veces “puramente estéticos, por lo que la bicicleta no queda en absoluto inutilizada sino que se puede reparar” y añade que “en ocasiones nos encontramos serios daños en componentes de alto valor económico en los que es importante confirmar la posibilidad de reparación con garantías o la necesidad de sustitución. Cuando el valor de los daños es elevado es cuando más problemas surgen para poder recuperar la pérdida y donde más se justifica la necesidad de un peritaje especializado”.
“Sin olvidar”, nos recuerda Montes, “que además de los daños en la bicicleta, en los accidentes se producen daños en enseres y equipación del ciclista que, obviamente, deben ser reclamados y también se incluyen en las periciales. Muchos ciclistas sufren daños en sus teléfonos móviles, tablets, cascos, ropa...”
En la distancia
Si una empresa como Montes Peritos se ha lanzado a ofrecer un servicio de peritajes en todo el territorio nacional es, sobre todo, gracias a Internet. “Utilizamos el videoperitaje”, explica Martínez, “y gracias a herramientas diseñadas para este fin, en apenas 15 minutos podemos geolocalizar al cliente, fotografiar su bici y evaluar todos los daños, para después, por supuesto, elaborar el informe pericial.
Por lo que nos explican, la necesidad de estos peritajes se justifica para comprobar y determinar los componentes dañados, establecer la causa-efecto del accidente, concretar el alcance de los daños y con- cluir las soluciones posibles. Un trabajo para el que hay que saber qué tenemos entre manos. “Un experto conoce los elementos que componen una bici, qué se puede reparar y qué no”, dice Martínez, “y sobre todo qué hace falta para repararla. Nuestro trabajo consiste en hacer una radiografía completa para determinar qué se necesita para que todo vuelva a funcionar, que tu bicicleta quede igual que antes del accidente y valorarlo para que pueda recuperar ese dinero”.
Por eso, es imprescindible completar un informe pericial en el que conste hasta el último detalle, con todas las razones técnicas que lo hagan impecable. “Obviamente”, concluye Montes, “muchos peritos que trabajan en compañías de seguros acostumbradas a analizar coches o motos no van a tener todos estos aspectos en cuenta, porque simplemente no manejan a la perfección el ámbito de la bicicleta”. Y es que el objetivo está claro: disponer de un informe pericial que servirá para reclamar y obtener el valor de los daños y sirva como prueba en caso que, finalmente, haya actuaciones judiciales, que el cliente quede satisfecho y, sobre todo, que se haga justicia, al menos en el campo material.
“Nos encantaría que no hubiese ningún accidente ciclista”, concluyen Martínez y Montes, “pero es evidente que los hay. Y, en ese caso... tenemos que estar ahí para ayudar a reducir el perjuicio”.