Pese a abarcar apenas un 2% de la superficie de la Tierra, las ciudades consumen el 78% de la energía usada por los humanos. También producen más del 60% de los gases de efecto invernadero y, por lo tanto, son parte importante del cambio climático. En 2050 habrá más de 2,5 mil millones de personas viviendo en ellas. Y, en todo este laberinto de datos, emergen otros: en torno al 15% de la contaminación urbana viene provocada por los coches y, yendo a lo concreto y lo cercano, unas 45.000 personas mueren solo en España cada año debido a la contaminación. Y sí: Madrid es la ciudad europea más contaminada y con más muertes de Europa debido a la contaminación, un trágico ranking en el que, por cierto, también Barcelona ocupa un lugar de “privilegio”.
Eso y “sólo” hablando de la contaminación, porque lo cierto es que el coche privado no solo trae polución y muertes, también atascos que reducen la productividad, nervios y sedentarismo en los ciudadanos, los coches ocupan un valiosísimo (y enorme) espacio público y exigen unos procesos de fabricación con un altísimo coste ambiental, por apenas citar algunos de sus inconvenientes.
La solución es compleja, pero algunos de los pasos para hallarla no lo son. Ni siquiera son, además, sacrificados, duros, inconvenientes o aburridos. Cambiar las ciudades, reducir la polución, reducir el uso del automóvil privado, no solo es necesario sino que puede ser, además, divertido. Estimulante. Enriquecedor. Y pasa, en buena parte, por sustituir los automóviles, de dos toneladas y altamente ineficientes, por máquinas mucho más ligeras, sencillas, saludables y divertidas: las bicicletas.
“Desde el inicio de nuestro proyecto”, cuenta Didac Sabaté, uno de los fundadores de la recién presentada marca barcelonesa Panot, “nuestro objetivo era ir más allá de la bicicleta y abanderar la transformación de las ciudades y la movilidad sin carbono. El primer paso para lograrlo era ofrecer un buen producto, y este primer modelo es el resultado. Creemos que la bicicleta es la herramienta perfecta para moverse por la ciudad, pero deben ser bicicletas fiables, funcionales y, por qué no, bonitas. La nuestra lo es: está diseñada en Barcelona, reúne componentes de partners de primer nivel y, además, está desarrollada con toda nuestra experiencia en el mundo de la bicicleta y los negocios”.
La Panot está disponible en blanco y negro, y cuenta con motor eléctrico central Shimano Steps E5000, transmisión por correa Gates y cambio Shimano Nexus 5 integrado en el buje trasero.
Efectivamente Sabaté, con una larga trayectoria en la industria del ciclismo, sabe de lo que habla: esta Panot pesa unos 20 kilos, tiene un tamaño reducido y una apariencia deportiva. Una auténtica criatura urbana equipada con motor eléctrico central Shimano Steps E5000, transmisión por correa Gates, cambio Shimano Nexus 5 integrado en el buje trasero y frenos de disco, además de ruedas de 20 pulgadas y cuadro de aluminio. Pero, sobre todo, presume de tener personalidad: “Hemos intentado huir de soluciones habituales en el mercado e importar de China un producto ya creado”, nos explica Álvaro Ovejero, el otro cofundador de Panot, “apostando por un proceso más largo y personal con el ánimo de lograr la bici perfecta para ciudades como Barcelona o Madrid. Queríamos ser parte del cambio en la movilidad de la sociedad, y para lograrlo debíamos ser coherentes con nuestro mensaje de proximidad, cuidado y sostenibilidad”.
Con un precio de 2.399€, la Panot puede financiarse vía Banco Santander hasta en diez años o por leasing. La marca también ha inaugurado un espacio Panot en pleno centro de Barcelona, para que la gente pueda conocer de primera mano y, por supuesto, probar la bicicleta personalmente. El precio incluye asistencia mecánica del RACC porque, según sus creadores, “el objetivo es que la persona que use una Panot se despreocupe de todo. Si hay algún problema iremos a su domicilio a recoger la bicicleta, lo solucionaremos y se la devolveremos. No queremos que nadie vea su bici como un problema”. ¿Y cómo es, para sus creadores, esa persona que se subirá a la Panot? “No es un producto concreto para ciclistas”, explica Sabaté, “sino para gente que quiere desplazarse en bici por las ciudades. Las urbes se están transformando, y lugares como Barcelona se quieren posicionar en la cultura de la nueva movilidad a través del urbanismo táctico e iniciativas como las super islas. Creemos que es el momento de aprovechar este gran tsunami, porque todos los procesos se han visto acelerados por la pandemia: hasta ahora había mucho discurso teórico, iniciativas teóricas pero muy complejas de llevar a cabo, barreras que romper. Pero, por fin, vivimos ese punto de inflexión que llevará al cambio, y queremos ser parte activa de esa transformación. Lo deseamos, sobre todo, como amantes de la bici, y esta es nuestra aportación”.
¿Por qué Panot?
Barcelona es, sin duda, una de las puntas de lanza de la cultura urbana mundial. También de la innovación y, ahora, de la movilidad: por eso sus creadores decidieron bautizar su proyecto como Panot, que toma su nombre del pato de flor, el icónico diseño de las baldosas con las que los habitantes de la ciudad pavimentaron, a principios del siglo XX, sus calles.