El mes de abril estaba marcado en rojo en la agenda de muchos ciclistas de Barcelona. El Bicing, el popular sistema de alquiler de bicicletas de la capital catalana, incorporaba 1.000 nuevas máquinas a su flota de vehículos. Pero no cualquier tipo de bicicletas: se trata de e-bikes que convivirán con las tradicionales. Un paso importante para la movilidad ciclista de la capital catalana.
“Desde el pasado día 8 se han introducido 600 bicis eléctricas”, explica a Ciclosfera Redha Zetchi, Jefe de la unidad de Bicingde BSM (Barcelona Serveis Municipals). “Se llegará a las 1000 bicicletas cuando se amplíe hasta las 519 estaciones. Actualmente el servicio cuenta con 421 estaciones: la ampliación se hará a lo largo de los próximos meses”.
Las nuevas bicicletas eléctricas del Bicing funcionan las 24 horas del día y se ubican junto con las mecánicas. Serán accesibles para todos los usuarios del sistema. Eso sí: tendrán que pagar una tarifa diferente según el tipo de vehículo que escojan. Para entender bien las diferencias entre lo que cuestan unas y otras (y no llevarse una sorpresa posterior), nada como un gráfico explicativo:
En cuanto a sus características, las bicicletas (fabricadas por la empresa canadiense PBSC Urban Solutions, que se impuso en el concurso) cuentan con un motor de 250W integrado en la rueda trasera. Para que la batería esté completamente cargada son necesarias unas cuatro horas, pero con 40 minutos basta para cubrir un recorrido de 8 kilómetros, más que suficiente teniendo en cuenta las dimensiones de la ciudad. El peso es elevado (29,8 kilos), aunque al subirse a ellas la sensación es de una sorprendente ligereza. Las ruedas son significativamente más grandes (26 pulgadas), con llantas de aluminio y cubiertas antipinchazos. En lo que respecta a su disponibilidad, ésta puede consultarse a través de la web de Bicing, así como en la app para smarthpone. La
Cómodas… y silenciosas
“Había otras dos empresas cuyas bicicletas también eran idóneas, pero finalmente PBSC se hizo con el concurso”, cuenta Silvia Casorrán, Técnica del Área Metropolitana de Barcelona (AMB) y coordinadora de la Red de Ciudades por la Bicicleta. Hoy tiene claro que fue una gran apuesta. “Las bicicletas son increíblemente cómodas y silenciosas, y su uso es muy sencillo”, apunta. “Es muy fácil de arrancar con la asistencia: no necesitas dar una vuelta al pedal. No tienen marchas, sino que son automáticas. El usuario no tiene que estar pendiente de ningún botón: la coge, pedalea y no tienes que preocuparse por nada más”.
“Se trata de que no haya limitaciones físicas, ni de edad, ni por cuestiones de orografía”
Más allá de quejas puntuales (“hay quien echa de menos las marchas”, reconoce Silvia), la acogida por parte de los ciclistas de Barcelona está siendo excelente. “El otro día vi a un señor mayor con una bici eléctrica y sonriendo. De eso se trata: de que no haya limitaciones físicas ni de edad, ni por cuestiones como la orografía: que pedalear provoque una sonrisa. Y eso es precisamente lo que está pasando”.
La transición de un modelo a otro se ha hecho, en opinión de Casorrán, de una manera muy natural. “Podía haber sido traumático, pero ha sido muy fácil. Las nuevas bicicletas se han ido incorporando al sistema en forma de hoja de roble, de manera progresiva. Es cierto que pasará un poco de tiempo hasta que todo esté bien organizado: tendremos que prestar mucha atención a cómo van los flujos. Mucha gente subirá con la bici eléctrica a los altos barrios altas y se quedarán arriba, que es exactamente lo contrario a lo que siempre pasó con las bicicletas tradicionales del Bicing, que se usaban mayoritariamente para bajar”.