“Mi fiel amiga”. “Me lo he pasado bomba”. “Me quedé alucinada”… La interiorista Nina Masó es dueña, desde el pasado verano, de una bicicleta de pedaleo asistido Littium by KAOS Berlín, y podemos decir que su vida ha cambiado desde entonces.
“Siempre me ha gustado montar en bicicleta, pero toda mi vida he terminado usando la moto. Pero últimamente tenía entre ceja y ceja tener una e-bike, y por fin lo he conseguido”, explica Masó sonriendo. ¿Ha valido la pena? Desde luego: “Con una bicicleta de pedaleo asistido te organizas tú el ejercicio. Pedalear ya no es sinónimo de sufrir en las cuestas o quedarte sin aliento, sino que implica pasear, disfrutar y esforzarte hasta el punto que tú quieras”.
Diseño y practicidad
Libertad, naturaleza, apreciar el entorno, descubrir rincones desconocidos… Para Masó su bicicleta es, en resumen, sinónimo de “libertad y de hacer lo que me da la gana”. Respecto a la Littium by KAOS Berlín, está encantada: “Es muy elegante y bonita, pero también práctica. La palabra diseño ha estado mal empleada mucho tiempo, pero significa sólo una cosa: concentrarse en que algo salga bien, y esta bici está bien diseñada. Es muy fácil de usar, es estupenda… Tengo clarísimo que bicicletas de este estilo son el futuro de las ciudades”.
“Es muy elegante y bonita, pero también práctica”, dice Masó sobre su Littium by KAOS
Masó creó en 1985 Santa & Cole, una empresa de diseño y muebles de interior. “Queríamos crear objetos para toda la vida y que generaran confort visual”, reconoce, “muebles que lucharan contra esa idea de usar y tirar las cosas, emocionando a través de la sencillez”. Conceptos todos ellos que, hace más de 30 años, podían ser hasta revolucionarios, pero que ahora están en auge. “Es cierto: el diseño superfluo ya no se lleva. La gente busca creaciones lógicas, que te generen cosas. Considerar la luz que nos rodea, valorar dónde te sientas, es importante. Culturas como la nórdica llevan mucho tiempo valorándolo, mientras que aquí ha costado más introducirlo”.
Un cambio en el que ha sido fundamental informar al público, difundir una cultura visual en la que ha sido clave, el éxito de propuestas como la de la famosa cadena IKEA. “Por supuesto que ha revalorizado este mensaje”, reconoce Masó, “y además lo ha hecho mucho más accesible al gran público”. Sin embargo, y ahí está una de las grandes bazas de firmas como la de Masó, también es importante la diferenciación y el individualismo. “Sigue habiendo mucha cultura basada en la copia, pero nos gusta buscar a gente que quiere inventar, que aspira a realizar diseños distintos”.
Lo que resulta innegable es que movimientos como el minimalismo, el estilo o, por qué no decirlo, el ciclismo urbano, se han convertido en tendencias mundiales. “Es cierto que en Europa, EE UU o Japón, por ejemplo, hablamos un idioma cada vez más común, y nos gusta compartir las mismas cosas. Nos gusta ir a un restaurante con buena luz, porque nos hemos dado cuenta de que la comida sabe mejor si estamos más cómodos. Lo mismo pasa con las bicicletas: nos gusta usarlas y que sean sencillas, cómodas, bonitas pero sin tanta estridencia. Miro la mía y siento lo mismo que cuando pedaleo sobre ella: relajación, confort, placer y diversión eficiente. Siempre busco cosas que me agraden visualmente, y en mi bicicleta tenía que encontrar lo mismo”.