“Como en Murcia no se vive en ningún sitio”, repiten los habitantes de esta tierra, fértil y bella, al sureste de la Península. También lo dicen los de fuera y el hombre del tiempo: el termómetro suele superar los 20º; las terrazas se inundan de sol y una se pregunta: ¿cómo es posible?
¿Cómo es posible que las bicis no inunden las calles? Murcia es plana, pequeña y bonita... ¿Por qué la gente prefiere recorrer en coche cinco o menos kilómetros y pagar una fortuna -aparcar es imposible- por una plaza de garaje en el centro?
Un lento despertar
Curiosamente, los murcianos adoran la bicicleta. Es difícil encontrar a uno que no guarde un flamante modelo: les encanta, sobre todo, sacarle brillo para ir los fines de semana al monte, a la playa o a cualquier ruta interurbana, para después hacer la cuenta de los kilómetros y publicarlos en Facebook.
Pero también son muchos los que por la crisis se han visto privados del coche, o los que con naturalidad y decisión han sacado del trastero esa bicicleta que sólo era “para el verano”. “Cada día somos más los que no vemos la bici como un deporte o un entretenimiento”, cuenta el peluquero y ciclista Antonio J. Moreno, “sino como un medio de transporte saludable, ecológico, rápido y barato, y la mejor forma de conocer una ciudad”.
“Cada día somos más los que no vemos la bici como un deporte o un entretenimiento”
La tímida apertura al cambio parece estar relacionada con viejos prejuicios que asocian el ciclismo urbano -y no deportivo- a ‘hippies’, ‘pobres’ o ‘modernos’, a los que hay que sumar la caótica e ineficaz política ciclista de los últimos años. Como afirma Agustín Cayuela, portavoz y presidente de Murcia en Bici, “padecemos que no exista una política municipal integral y comprometida con el impulso de este medio de transporte”.
Palos de ciego
Murcia cuenta, aparentemente, con medidas favorables. En la web de la Oficina de la Bicicleta (dependiente de la Concejalía de Medio Ambiente) se exhiben la red de carriles Bici, el Plan Director de la Bicicleta y el de Movilidad Urbana y Sostenible, el Proyecto Mobisec, el Plan Murcia 30, un servicio de préstamo o el registro y marcaje seguro de la bicicleta. ¿Algo más? Sí, MuyBici, un prometedor sistema público de alquiler ahora en el aire.
El alcalde de Murcia, Miguel Ángel Cámara (PP), lleva en el poder desde 1995
Sin embargo, aclara Cayuela, “esta adopción de medidas voluntariosas, de gran alcance y amplia difusión, no son más que accione*s tímidas, deslavazadas e inconexas”*. Fuegos de artificio, un despliegue mediático al que se ha sumado el veterano alcalde Miguel Ángel Cámara (PP, en el poder desde 1995) tras asumir la presidencia de la Red de Ciudades por la Bicicleta. Desgraciadamente, su buena intención no ha tenido ningún efecto práctico. “Parece más una cuestión de tendencia o moda”, asegura Francisco García-Villalba, dueño de la tienda Bicio Urbano, “a que conceptos como movilidad o desarrollo sostenible quedan bien en cualquier programa electoral”.
¿El huevo o la gallina?
Esto desemboca en dos problemas clave: la falta de seguridad y la nula conexión entre centro y alrededores. “No hay casi carriles bici y los que hay no van a ningún sitio; la falta de respeto de los coches es desesperante y es imposible combinar la bicicleta con el transporte público”, explica Concha Ros, estudiante de Hostelería y Turismo rural. Problema que se extiende a los cercanos El Palmar, Beniaján, La Alberca o Alcantarilla, con mucha población trabajando en la ciudad y cuya comunicación se ve reducida a carreteras consideradas vías urbanas en las que rara vez se respetan los 50 km/h.
Hay dos problemas clave: la falta de seguridad y la nula conexión entre centro y alrededores
Como afirma Juan Antonio Sánchez, responsable de la tienda Hospital de Bicis, “las autoridades no saben o no quieren saber que la única forma de que haya bicis es quitando coches. El modelo elegido invita a coger el vehículo a motor, no la bici”. Así parece confirmarlo un trazado urbano orientado al motor y el consumo, con nuevos centros comerciales en pedanías cercanas como la Nueva Condomina o el Thader.
Abriendo caminos
El panorama no es estimulante, pero el pedaleo ya no es un fenómeno aislado. “La bici se ha puesto de moda, mucha gente la usa para ir al trabajo”, explica Sánchez, testigo de cómo la demanda de fixies, por ejemplo, se ha disparado. “Hay una gran afición a la restauración y el tuneado de bicis: vienen de toda la provincia a por ruedas, sillines o puños”, apunta.
Murcia será ciclista tarde o temprano
Podrá ser moda (bienvenida sea), crisis o evolución natural, pero Murcia será ciclista tarde o temprano, y no lo será de manera tímida sino mayoritaria. Lo será siguiendo el ejemplo de los valientes que ignoran críticas y agresividad automovilística, la endémica apatía local o la precariedad de las infraestructuras. Al final, es la voluntad ciclista la que lleva a hacerse un hueco en la calle, porque si los políticos no ven las posibilidades de este paraíso, los ciclistas sí: si ellos no quieren venderlo, nosotros se lo robaremos.
REVOLUCIÓN FIXIE
Se definen como “inconformistas, con estilo propio, amantes de la bicicleta y de la cerveza”: los miembros de Murcia Fixie recorren la ciudad, desde hace tres años, con sus máquinas de piñón fijo. “Es una forma de vida, una parte de nosotros, un lugar donde compartir nuestras inquietudes y disfrutar conjuntamente”, explica Álvaro Rodriguez, portavoz de un grupo pionero que lucha por cambiar el paradigma. Su objetivo a largo plazo: seguir creciendo y profesionalizarse para poder ofrecer las condiciones y seguridad necesarias.
TRES RUTAS GASTRONÓMICAS… A PEDALES
Menú ciclista 1: el urbano
Partimos del Malecón: tendréis a lo lejos la primera impresión de la Catedral desde la Pasarela Manterola. Visitaremos el Cuartel de Artillería, los restos de la muralla árabe y el Mercado de Verónicas, con las mejores verduras, hortalizas y carnes de la ciudad. Atención al “remate final”: los bares del propio Mercado hacen a la plancha por poco dinero el pescado o marisco que hayamos seleccionado. Otra opción para reponer fuerzas es la Plaza de las Flores, punto de encuentro para esa asignatura sagrada murciana que es el aperitivo. Como postre, Carlos, una emblemática confitería donde degustar las “delicias ciclistas”… ¡Exquisitas bicicletas de chocolate!
Menú ciclista 2: el marítimo
Hay varias rutas cicloturistas, pero “la joya de la corona” es la Vuelta al Mar Menor, una laguna natural de aguas saladas y cálidas cerrada por una franja de arena de 24 kilómetros llamada La Manga y bañada por dos mares. El plan se complementa con un despliegue de marisquerías, chiringuitos y bares y dos lugares obligados: la Escuela de Vela Socaire (Santiago de la Ribera) y la Pescadería La Lonja del Mar Menor (“la del Paquito”).
Menú ciclista 3: el huertano
La Huerta de Murcia es el corazón de una comarca por la que discurre el río Segura, cuyas aguas dan vida, sobre todo, a limoneros, naranjos y hortalizas. La Ruta de la Norias recuerda el inmenso legado que dejaron los árabes, y constituye una agradable aventura de seis horas. Nunca os sabrá mejor una ensalada ni una parrillada de verduras, y descubriréis el ‘panocho’, dialecto marciano de la huerta, donde las judías verdes se llaman ‘bajocas’, el postre por antonomasia es el ‘paparajote’ y nunca, nunca, nadie os dejará que lo llevéis ’a pijo sacao’, o con prisa.