¿Cómo puede una bicicleta cambiar tu vida? En cierto modo, llevamos contestando a esa pregunta desde que naciera la revista que tienes entre manos, allá por 2012. Una pregunta a la que, de manera brillante y apasionada, también contesta uno de los documentales que más están dando que hablar en la escena ciclista internacional durante los últimos meses: Motherload.
“Crecí en una familia infeliz de los suburbios de Nueva York y me convertí en una persona ansiosa, deprimida e incluso anoréxica”, cuenta a Ciclosfera Liz Canning, directora de Motherload, en un alarde de sinceridad que se percibe desde los primeros compases tanto de la entrevista como de su documental. “El ejercicio siempre me hizo sentir mejor, pero fue cuando me mudé a San Francisco y descubrí que podía pedalear a través del Golden Gate, o en torno al monte Tamalpais, cuando vi la luz: mover mi cuerpo a través de esos paisajes épicos y salvajes curarían la química de mi cerebro, me devolverían la identidad”.
Sorpresas vitales
Aquellos días felices dieron paso a otro momento crítico: la maternidad. Liz tuvo gemelos, lo que inevitablemente, además de alegrías, trajo una serie de consecuencias no deseadas. “Tuve que dejar de usar la bicicleta todos los días”, recuerda, “porque tenía dos hermosos bebés que cuidar. La maternidad implica una sorprendente cantidad de trabajo físico monótono, hacer innumerables recados y, claro, dormir muchísimo menos. ¡Necesitaba volver a experimentar aquella sensación de libertad y aventura que había logrado introducir en mi vida!”.
Liz empezó a investigar sobre cómo unir ciclismo y maternidad y, en resumen, la mejor forma de transportar a sus hijos pedaleando. Primero pensó en un remolque pero, asegura, pronto sus hijos “lo odiaron”. Así que, buceando en Internet, descubrió las bicicletas de carga, y tuvo algo parecido a una revelación. “Cada trayecto cotidiano con mis hijos se convirtió en una pequeña aventura”, asegura, “y encima descubrí que existía una gran comunidad online haciendo lo mismo. La Red está llena de gente que, una vez experimenta el estilo de vida que implica moverse en bici de carga, no puede evitar transmitírselo al mundo”.
En su caso, esa misma necesidad encendió una luz en su cabeza: rodar una película sobre el tema. Pero para conseguirlo necesitaba la ayuda de otros usuarios, por lo que Liz publicó en Internet su proyecto y obtuvo una respuesta abrumadora. “Empecé a recibir infinidad de vídeos, fotos y correos electrónicos de otras personas en una situación similar a la mía”, recuerda. “Era el momento de ponerse manos a la obra”.
Pero rodar una película no es sencillo ni, desde luego, barato. “La primera gran dificultad fue conseguir los fondos necesarios para lograrlo”, explica Liz, “pero a través de una campaña de crowdfunding, secundada por miles de amantes de las cargo bikes, conseguí recaudar 62.000 dólares (unos 56.300 euros)”. El segundo reto era hilar una historia que cautivase no solo a los convencidos de las bondades de las bicicletas de carga, sino a todo el mundo, por lo que se hizo una serie de preguntas: “¿Por qué el placer de movernos pedaleando es tan poderoso? ¿Qué nos aporta desplazarnos, junto a nuestra familia, en bici? Y, claro… ¿Por qué los humanos necesitamos urgentemente experimentar algo así?”.
La conexión
Buena parte de las respuestas las encontró pensando en su vida cotidiana, y cómo se desplazaba a diario sobre un coche. “Conducir un automóvil”, asegura, “nos priva de las experiencias sensoriales que nos unen a nuestras comunidades, al mundo natural e incluso a nuestro propio cuerpo. A pesar de que vivimos inmersos en una cultura de la velocidad, impulsada por la tecnología, nuestra naturaleza de cazadores-recolectores hace que necesitemos explorar el mundo físico que nos rodea. Si ignoramos esas necesidades, caemos en la ansiedad y la depresión”, apunta.
Y es todo ese espíritu de lucha contra demonios internos, sumado a un inmenso amor por la vida y la libertad, lo que supura Motherload. Durante una hora y media de metraje Liz transmite con belleza poética las sensaciones que genera pedalear, la contagiosa alegría de sus hijos y, ya de paso, rememorar la historia de las bicicletas en EE UU, desde su protagonismo absoluto en las calles y carreteras del s.XIX a su desplazamiento, marginación y ostracismo por el boom del vehículo a motor. Pero, también, recordando el papel jugado en la emancipación de la mujer, la invención del fenómeno del Mountain Bike en California o la creciente importancia de las bicicletas de carga, llamadas a revolucionar el transporte en los próximos años.
“En Fairfax, el pequeño pueblo en el que vivimos ahora, apenas había una o dos bicicletas de carga hace una década. Ahora habrá más de 150”, confirma Liz. “Desgraciadamente, en EEUU la gasolina es barata, y el ciclismo crece cuando el precio de llenar el depósito también lo hace. Pese a ello, la mayoría de las ciudades del país están trabajando duro para mejorar la infraestructura ciclista, promover el uso de la bici o desarrollar buenos sistemas de bicicleta compartida. Con todo, necesitamos una mayor normalización del ciclismo urbano, y eso es lo que también trato de hacer con Motherload: demostrar que personas normales, con escasas capacidades atléticas y poco dinero, están descubriendo que reemplazar un automóvil por una bicicleta de carga transforma completamente su vida”.
Para acabar, Liz nos desvela un deseo muy cinéfilo: “Que llegue el día en que veamos una comedia romántica de Hollywood donde, una madre soltera interpretada por Julianne Moore, Sandra Bullock o Julia Roberts, se mueva por su ciudad sobre una de estas bicis de carga. Y que, acompañada por su hijo o hijos, se tope con Bradley Cooper y surja el amor. ¡Pero que nadie tenga que destacar el hecho de que se mueven en bicicleta, porque ya es lo más normal del mundo!”
DESPIECE
El poder de la gente
Motherload se ha proyectado, de momento, en más de 110 salas de todo el planeta. Algunas de esas proyecciones han tenido lugar en festivales, pero la mayoría se han producido gracias al apoyo de pequeños colectivos o asociaciones locales, algo que enorgullece particularmente a Liz Canning. “Queremos llevar Motherload a todas las comunidades posibles. La película surgió gracias al apoyo de la gente, y ahora está siendo distribuida también por la propia gente. El mismo impulso orgánico que posibilitó su producción facilita que ahora de difunda, y eso es muy emocionante”. Todo aquel que quiera organizar una de estas proyecciones puede hacerlo a través de la web www.motherloadmovie.com.
[Este reportaje forma parte de la edición impresa de Ciclosfera #31. Lee el número completo aquí]