La bicicleta es una máquina simple. Y al mismo tiempo, y he ahí parte de su magia, sus engranajes, piezas y componentes encierran infinidad de secretos. Cualquiera puede aprender las nociones básicas para su mantenimiento, desde arreglar un pinchazo a ajustar los frenos, pero sólo unos pocos serían capaces de desmontarla hasta la última tuerca y volverla a montar con éxito. De conocer las particularidades de todos y cada uno de los tipos de bicicleta que existen y enfrentarse con decisión y pleno conocimiento a cualquier reto que cada caso pueda presentar. De rescatar la vieja montura de nuestro abuelo y volverla a poner a rodar desafiando al paso del tiempo. De seguir aprendiendo y disfrutando con cada nueva bicicleta que llega a sus manos. Los mecánicos, cirujanos y artistas al mismo tiempo, siempre han estado ahí, a la vuelta de la esquina, y afortunadamente, cada vez van a hacer más falta.
“Siempre he montado en bicicleta, desde muy pequeño: con poco más de un año me hice la primera brecha con mi triciclo de plástico. Mi madre dice que tomaba las curvas de casa demasiado rápido, y que era cuestión de tiempo que me hiciera daño”, recuerda entre risas José Alberto Guardeño. Es el responsable del taller de Mammoth, uno de los más importantes negocios de bicicletas de Madrid, con cuatro tiendas repartidas por la Comunidad. Aprendió en otra tienda legendaria de la capital, Calmera, donde llegó con sólo 16 años. “Me encantaban las bicis, pero de mecánica no tenía ni idea”, reconoce. “En casi tres años aprendí muchísimo y me enfrenté a todo tipo de bicicletas: plegables, urbanas, de carretera, de montaña”… Tres años después abandonó Calmera para aterrizar en Mammoth, donde lleva ya nueve años.
Para Guardeño, es posible llegar a ser un gran mecánico aprendiendo de manera autodidacta. Pero avisa: “Hay que trabajar con mucha cautela y mimo. Es cierto que estamos en la era de Internet y que a través de la Red puedes informarte de casi todo, pero informarse no siempre es suficiente. Hay cosas que se pueden romper y que jamás funcionarán como pensamos”.
Con garantías
Tutoriales de YouTube aparte, hay quien se pregunta si es posible estudiar un título oficial para ser mecánico de bicicletas y, sobre todo, dónde hacerlo. La respuesta es sí, y uno de los lugares, la Escuela de Mecánicos de Bicicleta (EMEB) de Barcelona. Víctor Fernández, su responsable, incide en la importancia de una formación como la que imparte su centro. “Es garantía de calidad para todos: para el usuario, porque la bicicleta funcionará en optimas condiciones; para el mecánico, porque su negocio prosperará satisfactoriamente, y para los fabricantes, porque si los mecánicos realizan bien su trabajo, la máquina no volverá a fallar y el cliente estará contento”, apunta. “Por otro lado, las bicicletas cada vez tiene más sistemas y tecnologías que requieren de una formación para saberlas montar, ajustar y reparar”, subraya.
La EMEB ofrece cursos de toda índole: mecánica fixed gear, constructor de ruedas, biomecánica, suspensiones… Un universo en el que la variedad también se da entre los alumnos. “El perfil es muy variado debido a la propia estructuración de los cursos. En Mecánica Nivel 1 y 2 es un perfil más de usuario, mientras que en el nivel 3 es más profesional: personas que quieren trabajar como mecánicos de bicicletas o emprendedores que deciden abrir una tienda o taller. Pero también tenemos mecánicos en activo que quieren reciclarse o aprender sobre temas en los que hasta ahora no había opción de formarse”, explica.
En opinión de Víctor, ese reciclaje y afán de aprendizaje constante es la clave para seguir siendo un buen mecánico con el paso de los años. “Los mecánicos en activo tienden a pensar que ya lo saben todo, pero esta profesión ha cambiado mucho”, explica. Respecto a los que tienen en la cabeza llegar a dedicarse a esta profesión y creen que pueden conseguirlo exclusivamente a base de ensayo-error, avisa: “Nunca podrás llegar a ser un buen profesional de la mecánica si no te formas con profesionales. Eso es así en cualquier profesión y en cualquier lugar del mundo”, apunta. Y lanza una pregunta al aire: “¿Llevarías tu coche a alguien que ha aprendido a reparar coches por Internet? Debemos profesionalizar el sector, y eso empieza por la formación”, sentencia.
Para dicha formación, Héctor Sanz optó por irse al extranjero. Concretamente a Londres, donde se convirtió en experto en Brompton. Las plegables ‘made in England’ por excelencia son el eje central sobre el que gira su trabajo en El Inglés, el negocio que ha abierto en el madrileño y castizo barrio de Lavapiés. “Me siento muy afortunado de haberme formado en Inglaterra”, cuenta a Ciclosfera. “Hay una gran diferencia entre un país y otro en la manera de trabajar y entender la mecánica de bicicletas: Londres es de primera división, mientras que en España aún es muy de aficionados”, apunta.
Amor por la bici
A día de hoy, Sanz se confiesa un enamorado de su profesión. “¿Lo que más me gusta de ser mecánico? La satisfacción de volver a hacer funcionar cosas que ya no servían para lo que fueron creadas. Salvando las distancias, debe parecido a lo que siente un buen médico”, apunta. “También es muy gratificante el entusiasmo que transmiten los clientes de este sector: no es lo mismo la energía de alguien que entra a un banco que la de una persona que quiere comprar una bicicleta. Sacan una luz interior que parece venir de los veranos de su infancia, y eso provoca que se creen vínculos fantásticos”.
Entre tanto optimismo, casi cuesta pensar que haya algo negativo en la profesión. “Quizá lo peor ha sido trabajar para terceros, dueños de tiendas que no valoran el servicio de taller, normalmente por desconocimiento del sector, y que creen que con sólo equiparlo con cuatro llaves inglesas y horarios súper ajustados para reducir costes van a poder dar un servicio de calidad a sus clientes. He trabajado en tiendas en las que yo tenía que llevar mis propias herramientas para poder terminar ciertos trabajos. Eso no es serio”.
Más allá del siempre necesario mecánico que nos saque de un apuro en un momento dado, hay quien va más allá y fabrica sus propias bicicletas de manera completamente artesanal. Es el caso de Tomás Mafé, dueño de Bicitaller Russafa, en Valencia, donde da forma a hermosas bicicletas personalizadas. “Es mucho mas satisfactorio que trabajar con marcas”, asegura. “Aquí diseñamos, hacemos pruebas y fabricamos. Ya no somos dependientes de nadie: creamos bicis con nuestras ideas y eso le transmitimos al cliente”.
Con 45 años de experiencia en el sector, Mafé reconoce que la satisfacción del ‘hazlo tú mismo’ tiene un reverso: “Desgraciadamente, tenemos que vender nuestras bicicletas a un precio más bajo de lo que realmente cuesta una bici artesanal”, explica. “No se vive bien de un negocio como este: hacen falta más ventas y siempre estamos al limite”. Pese a ello, se palpa un optimismo basado en su amor incondicional a la bicicleta. “Todo el que tiene una de nuestras bicicletas está muy contento con ella, porque es su bici: diseñada y fabricada para él o para ella. Nos gusta mucho el camino que hemos tomado: es la culminación de aplicar todo lo aprendido hasta ahora a cualquier fantasía en forma de bicicleta”.
ÁNGEL GARCÍA: EL MECÁNICO TOTAL
Tal y como detalla el lector de Ciclosfera Juan Mate, el español Ángel García es el único mecánico español titulado UCI por la USA Cycling y por Barnett, entre otras certificaciones y escuelas de mecánica de prestigio internacional. García, que colabora actualmente en la web Iberobike, se vio obligado a ir a EE UU para aprender un oficio que en nuestro país no existe como titulación oficial. A día de hoy tiene una cosa muy clara: “En España no habrá más de diez mecánicos de verdad: el resto son* cambiapiezas”. *
CINCO CLAVES PARA SER UN BUEN MECÁNICO
Héctor Muñoz, de Manual Artwork (Madrid), nos cuenta los cinco principios que siempre debe tener en la cabeza cualquier buen mecánico.
SABER ESCUCHAR
No abunda, precisamente. Para conocer bien las necesidades de tu cliente es esencial comprender qué necesita y qué se adapta mejor a ello, antes de sugerir cambios o mejoras en el conjunto.
HUMILDAD
No todo el mundo valora, aprecia, mantiene o cuida su bicicleta de la misma manera; entiende qué es para esa persona su bicicleta y sabrás qué puedes aportarle. Un pedalier cerámico puede ser magnífico, pero es probable que el cliente pueda vivir sin él.
SINCERIDAD
Es mejor rechazar educadamente un trabajo si consideras que no es lo suficientemente rentable o no te motiva, que aceptarlo a regañadientes y andar quejándote luego. Tus clientes lo agradecerán y te sentirás mucho mejor contigo mismo. ¿Karma?
PLURALIDAD
Ofrece varias soluciones para que la persona pueda elegir adaptándose a su gusto, necesidades o bolsillo. A nadie nos gusta que nos miren con cara de “vaya cacharro, qué hace aquí”, ni una comparativa con ese último modelo que, además, es una ganga.
PASIÓN
Disfruta y ama lo que haces de forma sincera; si te quieres hacer de oro… búscate otro oficio. Hoy en día todos somos sustituíbles, prescindibles o reemplazables. Entrégate con sinceridad y cuida lo que haces para que tu trabajo sea tu marca de identidad.