Ciudades

Pedaleando entre árboles en el Parque Nacional de Bosland, Bélgica

¿Alguna vez soñaste con volar y ver de cerca lo que pasa en las copas de los árboles? ¿Te imaginas poder hacerlo mientras vas en una bici? Pues no solo es posible, sino que es sencillo: basta con viajar hasta Bélgica para descubrir este increíble lugar. (Foto: Bjorn Snelders)

Bélgica. Un nombre que inmediatamente resuena a tradición ciclista, a carreras centenarias y que, además, presume de ser uno de los grandes paraísos del cicloturismo europeo. Porque es ahí, y más en concreto en el norte de Flandes, entre las localidades de Lommel, Hechtel-Eksel y Pelt, donde se extiende el Parque Nacional de Bosland, un gran bosque de cinco mil hectáreas conformado por brezales y pantanos, una diversa y rica naturaleza y, desde luego, un perfecto lugar para pasear o pedalear.

En el cielo

Es en su extremo occidental, en concreto dentro de la subárea de la reserva natural de Pijnven, donde tenemos que fijar nuestra atención. Porque allí, ocupando cinco mil metros cuadrados, emerge entre las coníferas una peculiar estructura circular que se eleva diez metros y toca las copas de los árboles: hablamos de un increíble carril bici bautizado como Fietsen door de Bomen y conocido internacionalmente como Cycling through the Trees.

“El respeto por la flora y la fauna fueron claves tanto para el diseño como para la construcción del puente en el bosque” (BuroLandschap). Foto: Luc Daelemans.
“El respeto por la flora y la fauna fueron claves tanto para el diseño como para la construcción del puente en el bosque” (BuroLandschap). Foto: Luc Daelemans.

Una auténtica maravilla ciclista. Y no solo por sí misma, sino también porque para llegar hasta ella podemos recorrer la red ciclista de la provincia de Limburg. Es al tomar, en concreto, su salida 272 cuando hallamos el doble círculo que conforma la estructura, y podemos recorrer sus setecientos metros con desniveles de entre el 3 y el 4%, un ancho de tres metros y sentido unidireccional. Después, tocará descender de nuevo completando una experiencia singular, mágica y muy ciclista.

¿La clave? Disfrutar de un entorno privilegiado y de la perfecta integración entre infraestructura y naturaleza. “El respeto por la flora y la fauna fueron claves tanto para el diseño como para la construcción del puente en el bosque”, aseguran desde BuroLandschap, diseñadores principales del proyecto. “Su concepción contemplaba a la naturaleza como un acompañante, y constituye un vínculo lógico en la filosofía de ‘El Ciclo de Vida’ que impera en el Parque de Bosland”.

Uno de los objetivos era “crear proyectos ciclistas únicos que fortalezcan la experiencia paisajística” (Visit Limburg). Foto: Luc Daelemans.
Uno de los objetivos era “crear proyectos ciclistas únicos que fortalezcan la experiencia paisajística” (Visit Limburg). Foto: Luc Daelemans.

Las claves

Como explican desde BuroLandschap, la premisa era causar el menor impacto posible en el entorno, teniendo en cuenta que levantar una estructura así y, en especial, utilizar la maquinaria necesaria exigía un gran espacio físico. Ese fue el principal reto: además de concebir y fabricar las piezas necesarias (que, una vez hechas, fueron ensambladas en la ubicación final), había que utilizar la menor cantidad posible de maquinaria en dicho montaje para no ocupar y afectar espacios que habrían sido irremediablemente dañados.

El uso de una sola grúa de construcción, situada en el centro del círculo y con una altura suficiente (37 metros) como para poder montar toda la ciclovía, fue la técnica elegida para reducir en lo posible el impacto. Así, una tras otra, se fueron instalando las 449 columnas de acero que soportan este puente ciclable, equipado adicionalmente con una malla de alambre con pasamanos que separa al ciclista del vacío. Hubo, sí, que cortar algunos árboles, cuya madera conforma ahora un pabellón informativo al comienzo de la ruta.

El Parque Nacional de Bosland es un enclave ineludible para los amantes de la naturaleza y la vida al aire libre. Foto: Jonathan Ramael.
El Parque Nacional de Bosland es un enclave ineludible para los amantes de la naturaleza y la vida al aire libre. Foto: Jonathan Ramael.

Experiencia única

Con todo esto, el Parque Nacional de Bosland es un enclave ineludible para los amantes de la naturaleza y la vida al aire libre que tengan la fortuna de pasar por Flandes. Allí podrán, siempre sin coches, montar a caballo, practicar senderismo o actividades fluviales, observar distintos paisajes, visitar un cementerio de guerra y un viejo molino centenario o, por supuesto, disfrutar de una fauna que incluye todo tipo de aves e incluso lobos.

¿Algo más? Por supuesto: la bici. Disfrutar de una inmejorable infraestructura ciclista coronada, y nunca mejor dicho, por este Fietsen door de Bomen, inaugurado en 2019 y que resume la esencia de uno de los principales objetivos de Visit Limburg, entidad gestora del turismo de la provincia: “Crear proyectos ciclistas únicos que fortalezcan la experiencia paisajística”.

La premisa no era solo crear una experiencia mágica para el ciclista: también causar el mínimo impacto medioambiental en el fascinante entorno

Cómo llegar

El Parque Nacional de Bosland se encuentra a poco más de 70 kilómetros del aeropuerto de Amberes y a unos cien del de Bruselas, pero también puedes volar hasta el aeropuerto de Maastricht / Aachen o Eindhoven en los Países Bajos. Los que no quieran tocar un coche, pueden usar el tren y después usar la abundante y bien señalizada infraestructura ciclable.

Esta maravilla está a poco más de 70 kilómetros del aeropuerto de Amberes y a unos cien del de Bruselas. Foto: Luc Daelemans.
Esta maravilla está a poco más de 70 kilómetros del aeropuerto de Amberes y a unos cien del de Bruselas. Foto: Luc Daelemans.

Lugares y actividades de interés

La web oficial de la provincia de Limburg ofrece mucha información útil sobre tu visita a la región, donde también podrás encontrar el Parque Hart van Haspengouw (un importante enclave frutícola), Genk (vas a alucinar con la cultura minera local) o Tongeren, que con sus apenas 30 mil habitantes presume de ser la localidad más antigua de Bélgica. Podrás empaparte de naturaleza, historia y, si quieres, de las tradicionales cervezas flamencas.