El bike polo se ha convertido en un fenómeno internacional. Un deporte trepidante que cuenta cada vez con un número mayor de aficionados en todo el planeta, y que este fin de semana tendrá en Madrid uno de sus epicentros. La capital acoge el Madrid Open 2019, organizado conjuntamente por la comunidad Madrid Bike Polo y la Liga Ibérica de Bike Polo. Una cita a la que se prevé que asistan unos 40 participantes en otros 13 equipos.
“El bike polo engancha por la comunidad que genera a su alrededor”, explica Víctor Rodríguez, uno de los miembros de Madrid Bike Polo. “No solo es bike polo: es también hacer amigos, compartir vivencias, viajes, experiencias… Para muchos es una pequeña familia. Y no solamente en tu ciudad, sino en cualquier otra donde se juega. Si vas a visitar cualquier otra ciudad y te pones en contacto con los jugadores de la misma, siempre hay alguien que te aloja, quedan contigo para hacer algo, organizan una sesión de bike polo, etc”.
¿Qué habilidades requiere el bike polo? En opinión de Víctor, “hay que tener un buen manejo de la bici y equilibrio. Sin embargo, no es un requerimiento para poder empezar a practicarlo. Es algo que se va adquiriendo con la práctica”, apunta. Y para ello, nada como acercarse este fin de semana a la pista de hockey de Vía Lusitana 19, en el barrio de Carabanchel, donde tendrá lugar el evento desde las nueve de la mañana.
El bike polo se empezó a popularizar en la ciudad estadounidense de Seattle a finales de los años 90, gracias a un grupo de bicimensajeros que buscaban matar el tiempo entre entrega y entrega. Ellos fueron los encargados de poner las primeras reglas y organizar los primeros campeonatos de esta espectacular disciplina. Sin embargo, su origen se remonta mucho más atrás en el tiempo: en 1891, el irlandés Richard J. Mecredy decidió sustituir el caballo por una bicicleta. De ahí, el deporte se extendió rápidamente por países como Gran Bretaña, EE UU y Francia, llegando a ser deporte de exhibición durante los Juegos Olímpicos de Londres de 1908.