La historia del ciclismo está plagada de hazañas que rozan lo sobrehumano. En 1910, el Tour de Francia inauguraba una ruta casi intransitable, al alcance de muy pocos seres humanos. 6.000 metros de desnivel y cinco puertos legendarios: Peyresourde, Aspin, Tourmalet, Aubisque y Osquich. Una ruta prácticamente intransitable, plagada de lobos, osos y cuestas imposibles. El 21 de julio de aquel año, un grupo de valientes enfilaron aquellas cumbres, en una etapa que finalmente se adjudicó Octave Lapize. Las crónicas periodísticas cuentan que, al pasar el Aubisque, un reportero le preguntó cómo lo llevaba. Lapize dejó una frase para la posteridad: “¡Sois unos asesinos, unos criminales!”, grito el ciclista.
“¡Sois unos asesinos, unos criminales!”, gritó el primer ciclista que ganó la etapa en 1910
Más de un siglo después, el suizo Patrick Seabase ha revivido esa hazaña. Y como aquellos pioneros, ha querido hacerlo en bicicleta de piñón fijo. Seabase, de 31 años, recorrió los 309 kilómetros que separan Bagneres de Luchon y Bayona en casi 16 horas. Atravesó todos y cada uno de los míticos puertos y estuvo a punto de desfallecer en el intento, por culpa de una pájara en la última cima. “Me vine abajo. Sentía como si alguien hubiera estado golpeando mis piernas”, declaró a su llegada a meta. Afortunadamente, pudo sobreponerse. En parte, gracias a la motivación del ex ciclista profesional Danilo Hondo, que le animó constantemente durante todo el recorrido.
“Estoy muy contento de lo que he hecho y de haber recordado de alguna manera a aquellos pioneros del Tour de 1910”, ha declarado Seabase, que recorre unos 15.000 kilómetros en bici al año, casi la mitad de ellos en una fixie. Seabase ha contado con el patrocinio de Red Bull para este reto, y ya planea el siguiente. Sea cual sea, será difícil superar este.