Todos los ciclistas lo echamos de menos: nada como pedalear escuchando tu disco favorito. Y aunque es habitual cruzarse con algunos que deciden hacerlo, sabemos que además de estar prohibido supone un grave riesgo para nuestra seguridad.
Con el objetivo de satisfacer esa demanda nace el casco inteligente LINX, que utiliza la conducción ósea para que, conectado a nuestro teléfono móvil a través de bluetooth, podamos escuchar podcast, música, atender las indicaciones del GPS o incluso atender llamadas sin sentirnos aislados de lo que nos rodea, tal y como ocurre con los dispositivos intrauriculares.
La tecnología de la conducción ósea está cada vez más extendida. Su funcionamiento es casi mágico: convierten los impulsos eléctricos generados por el teléfono móvil o mp3 en una vibración que es transmitida a través de nuestros huesos de la cara hasta el oído interno.
El LINX cuenta, además, con un mando a distancia que nos permite cambiar de canción, subir o bajar el volumen o colgar una llamada, todo ello cómodamente y sin retirar las manos del manillar de la bici.
Coros, la compañía encargada de desarrollar el casco inteligente LINX, ha creado de forma paralela una aplicación disponible tanto para iOS como para Android que combina a la perfección con el producto. Gracias a ella, su poseedor podrá registrar sus recorridos, así como recibir datos de audio sobre su rendimiento, tiempo, distancia o velocidad, entre otros.
Por el momento, el LINX es sólo un ambicioso proyecto. Para que llegue a convertirse en realidad, sus creadores pusieron en marcha una campaña en la plataforma de micromecenazgo Kickstarter. Un mes después de lanzar la propuesta duplicaban los 50.000 dólares iniciales hasta alcanzar los 108.000.
Los mecenas pueden aportar una cantidad de 120 dólares (unos 107 euros) y a cambio llevarse uno de estos sorprendentes cascos. El precio supone un 40% que el que tendrá una vez llegue al mercado, cuando costará 199 dólares (177 euros, aproximadamente).