¿Cuándo y por qué nace Libros de Ruta?
Desde siempre me ha gustado la bicicleta, había trabajado en el ciclismo profesional y, desde luego, amaba la literatura. Veía que había mucho material publicado, pero sobre todo en inglés, y muy poco en castellano. Para cubrir ese vacío fundamos en 2012 Libros de Ruta, comenzando con algunas traducciones y, según investigábamos, nos picó más el gusanillo. Se editaban libros, había cosas, pero casi siempre muy inaccesible: autoedición, volúmenes de grandes editoriales ya descatalogados… Así que, además, nos decidimos a abrir una tienda online, para así recopilar todo lo publicado y facilitárselo al público.
¿Cómo ha evolucionado, desde 2012, el negocio?
La librería online sigue en pie, con más de 300 títulos. Respecto a la edición propia, publicamos un par de títulos al año, aunque hemos reforzado el proyecto y este año ya van tres, y otros dos previstos. La idea es editar unos cinco o seis libros al año, además de mantener y mejorar la librería.
¿Cómo está el mercado de la literatura ciclista?
Por un lado está el coleccionista, esa persona que compra casi todo lo que encuentra relacionado con algún tema que le apasiona: gorras, maillots o, por supuesto, un libro sobre un tema o un ciclista determinado. También están los aficionados al ciclismo, gente a la que le gusta la literatura y suele leer historia, biografías, para así saber más sobre sus ídolos o una carrera que le entusiasma. Otros nichos, como el del ciclismo urbano, están creciendo: es un público joven, que vive en la ciudad, y que gracias a la bicicleta urbana se ha acercado a la mitología del ciclismo y a remontarse a leyendas de hace décadas. Y luego, por supuesto, se venden bastantes guías, tanto de mecánica como de viajes.
¿Está en auge el sector?
Sí, sin duda: hasta editoriales no especializadas, como Planeta o Six Barral, están apostando por él. Sin embargo, me da miedo a que se sature el mercado, que no haya suficientes lectores para tanto libro como se está publicando. Esa es la duda: si realmente llegamos a más gente, y se abre el mercado, o somos siempre los mismos y corremos el peligro de tocar techo y saturar.
“El sector de la literatura ciclista está en auge, pero corremos el peligro de saturar el mercado”
Algo que, desde luego, no ocurre en otros países.
En los Países Bajos, por ejemplo, hay una enorme tradición de literatura ciclista. En Gran Bretaña el fenómeno es más reciente, pero se vive un boom tremendo, con ventas de hasta 70.000 ejemplares de un libro. Tenemos una gran esperanza también en Latinoamérica, en países como Colombia o México, con millones de lectores potenciales y donde se vive con locura la bicicleta. La posibilidad de crecer en América, de llegar a ese nuevo público, es viable, y en breve apostaremos por ello.
¿Por qué el ciclismo es tan literario?
Lo es desde siempre: el ciclismo de competición fue inventado por los periodistas. Es un deporte donde el peso de la tradición es muy importante, donde puede pasar de todo. En el fútbol el balón entra o no entra, pero la cámara te permite verlo casi todo. En el ciclismo no, hay muchísimas cosas que no se ven, es un mundo muy cerrado, muy particular. Lo suelo comparar con el boxeo, que también ha generado mucha literatura y buen cine: en ambos hay códigos particulares, secretos que se transmiten de entrenador a deportista, consejos de veterano a novel. Los dos son deportes con un lado oculto muy importante, lo que da pie a que pueda escribirse mucho sobre ellos.
¿Hay, actualmente, mucho escritor de ciclismo?
A nosotros nos llegan muchas propuestas, pero a casi todas les falta dar un salto de calidad. Hay gente muy buena, periodistas como Ander Izagirre, autor de Plomo en los bolsillos, a los que les pido que escriban más, porque su obra es magnífica, pero casi siempre trabajan para un periódico o tienen otro tipo de encargos. Ser escritor de ciclismo no es rentable, así que casi todos los que lo intentan lo hacen por pasión, por afición. Eso sí: desde Libros de Ruta organizamos un certamen de literatura ciclista, donde nos suelen llegar más de 30 propuestas y en el que es posible encontrar obras muy interesantes.
¿Qué tres libros no pueden faltar en la biblioteca de un buen aficionado?
El ciclista, de Tim Krabbe, *Una dura carrera, de Paul Kimmage, y *Los forzados de la carretera, de Albert Londres.