1. Kit antipinchazos. Sí, es posible que en el momento de sufrir el temido pinchazo estés cerca de un taller que te saque del apuro. Pero, ¿y si es de noche? ¿Y si estás en medio de ninguna parte? El kit antipinchazos te será muy útil. Incluye parches, pegamento y una pequeña lija. Unos desmontables también te vendrán bien. Y si además llevas un inflador serás completamente autosuficiente.
2. Toolkit. Subir el sillín o el manillar, ajustar los cambios… casi para cualquier operación te será muy útil llevar una de las muchas toolkits o navajas multiusos para bicicleta que puedes encontrar en el mercado. En ellas tienes llaves allen, destornilladores y todo lo necesario para cualquier imprevisto. Merecen la pena.
3. U-Lock. Hay quien la lleva en el cuadro, o incluso en la trabilla del cinturón… viene a ser lo mismo. Lo importante es no salir nunca de casa sin la U. Llévala aunque creas que no vas a necesitar asegurar la bici en la calle: siempre puede surgir un buen plan que requiera que tu compañera pase un rato a solas.
4. Guantes de plástico. ¿A quién no se le ha salido la cadena? Y tras arreglar el desaguisado, ¿quién no ha llegado a su destino con las manos llenas de grasa? En una situación así es muy recomendable llevar un par de guantes de plástico como los que puedes encontrar en cualquier gasolinera. ¡Mantente limpio!
5. Chaleco reflectante. Cualquier elemento que te haga más visible al caer la noche será un gran aliado. Y entre ellos, el chaleco reflectante es uno de los más efectivos. No olvides, además, llevar tus luces con pilas suficientes o, en caso de que sea necesario, llevar siempre un par de pilas de repuesto.