Jyoti Kumari tiene quince años, vive en India y, como muchos ciudadanos de este inmenso país, pasa hambre. Además, el problema se ha visto incrementado con la llegada del COVID-19. Han dejado de recibir ingresos y los problemas económicos se han visto incrementados notablemente.
Para huir de la pobreza, Jyoti ha pedaleado 1.200 kilómetros. El viaje comenzó en Gurugram, donde residía temporalmente con su padre y se ha desplasado hasta Darbhanga, la localidad en la que normalmente vive. El recorrido lo ha hecho en siete intensos días en los que, además, ha tenido que transportar a su padre, que tiene una pierna rota y no estaba en condiciones físicas para poder pedalear.
A finales de febrero Jyoti se mudó a Gurungram con la mujer de su padre y su hermano para cuidar de su padre. Este había tenido un accidente en el que se había roto la pierna. Tras unos meses, tanto la madrastra como su hermano volvieron a casa y ella se quedó para seguir cuidando de él. El problema llegó con el confinamiento, no tenían ingresos y, por tanto, no podían pagar el lugar en el que estaban durmiendo. Así que decidieron comprar una bicicleta con todo el dinero que les quedaba para poder regresar a casa.
Una historia de superación en la que, una vez más, la bicicleta cobra un papel muy relevante. Ahora, la federación de ciclismo de India quiere ficharla para que forme parte del equipo.