Tienes varios trabajos, ¿qué es lo que más disfrutas?
Para mí, lo mejor es no tener que ir a una oficina y poder pasar mucho, mucho tiempo, sobre una bicicleta.
¿Por qué pedaleas?
Montar en bicicleta es, para mí, sinónimo de diversión, una diversión simple e inocente. Aquellos que tenemos la suerte de poder vivir un tipo de vida dedicada a lo que más nos gusta somos unos auténticos privilegiados.
¿Prefieres montar sola o en compañía?
Depende de qué tipo de rodada. Si estoy entrenando, es más fácil hacerlo sola. Pero para cualquier otra cosa siempre prefiero montar con otras personas.
En el ciclismo sigue habiendo menos mujeres que hombres. ¿A qué se debe?
¡Todo llegará! Cada vez hay más y más mujeres que empiezan a montar, pero no es fácil que las cosas cambien de la noche a la mañana. Desgraciadamente, siempre ha habido más hombres que mujeres en bicicleta. Creo que es algo que tiene que ver con la seguridad: muchas mujeres son más reacias a asumir determinados riesgos, y sienten que es duro y difícil moverse en bici por la ciudad en condiciones de seguridad.
"Muchas mujeres sienten que es duro y difícil moverse en bici por la ciudad en condiciones de seguridad"
¿Qué haces cuando no estás subida a una bicicleta?
Generalmente, si no estoy montando estoy relajándome al máximo para tratar de conservar la energía o recuperarla para entrenar. Me gusta mucho cocinar: soy una gran amante de la cocina. Y leer un buen libro. O simplemente estar en casa con mi marido y mis gatos.
Hablando de literatura. ¿Podrías decirnos un libro que te haya marcado especialmente?
Esa sí que es una pregunta difícil. Me resulta casi, casi imposible quedarme sólo con uno. Veamos... Me vienen a la cabeza al menos tres: Una historia conmovedora, asombrosa y genial, de Dave Effers; El maestro y Margarita, de Mijaíl Bulgákov, y El tambor de hojalata, de Günter Grass.
El mejor sitio para pedalear es…
¡Cualquier lugar donde haga sol y buen tiempo!