Hay, sin embargo, alternativas interesantes. Una de ellas viene de Japón, donde el número de golfistas se ha reducido casi a la mitad (los informes aseguran que la práctica de este deporte ha bajado en casi un 40%) y cada vez hay más campos abandonados.
Por eso una importante empresa local, Kyocera, se ha propuesto convertir muchos de esos espacios desaprovechados en plantas de energía solar. Desde el accidente de Fukushima, en 2011, el país busca alternativas a la energía nuclear, y aprovechar los rayos de sol parecen una buena solución.
Extensos y abiertos, los campos de golf parecen idóneos para este uso. Por eso Kyocera ya está construyendo una planta en un campo de golf en Kioto, donde se encuentra la sede central de la compañía. Estas nuevas instalaciones podrían estar en pleno funcionamiento en 2017, y ofrecerían energía suficiente como para abastecer a más de 8.000 hogares.
No es el único: la empresa hará lo mismo en otra región, Kagoshima, creando unas instalaciones todavía más grandes y que podrían suministrar energía a unos 30.000 hogares.