Entrevistamos a la artista pamplonesa Itxaso Razquin, responsable de Biciarte, una exposición muy especial que recoge su particular universo de bicicletas desde diferentes perspectivas en el Civivox Iturrama, en Pamplona.
Un “bicio” por la bicicleta, por la belleza de cada uno de sus detalles. Así define Itxaso Razquin Biciarte, la exposición en la que se recogen 40 de sus obras figurativas sobre este vehículo tan especial. Una mirada única que se sirve de diferentes encuadres y ángulos para expresar su amor por la bicicleta y su “incontrolable atracción” por el arte y la creación.
Porque, en palabras de su autora, la bicicleta no sólo es fuente de inspiración, sino también una alegoría del proceso creativo y una potente herramienta: “Al pedalear suelen surgir las ideas más insólitas, las soluciones a los problemas más intermitentes y las propuestas más descabelladas”.
¿Cómo y por qué surge?
Surge como una necesidad de realización personal tras la maternidad, pero también ante la necesidad de retomar una afición como la pintura, convertida en vicio. Quería crear algo distinto, pero también sentirlo. Me inspire en el trabajo de DDbici como artesano de bicicletas, un gran proyecto. Pensar en la bicicleta me generaba gran cantidad de emociones y sensaciones positivas, el despertar de recuerdos, de vivencias… Volver a utilizarla, esta vez de manera muy especial en compañía de mi hija de 2 años, fue un aliciente más con el que reafirmarme en este proyecto.
Volver a pedalear con mi hija de dos años ha sido un gran aliciente
¿Cómo empezó tu relación con la pintura?
Soy aficionada al arte desde niña: me eduqué en un ambiente familiar ligado a distintas manifestaciones artísticas, entre ellas: el dibujo, la pintura, la artesanía o la restauración. Pero fue en mi juventud, con 20 años y tras realizar estudios en la Escuela de Arte de Pamplona, cuando sentí que quería seguir investigando y experimentando con la pintura. En ese momento, se me presentó la oportunidad de realizar unos encargos de gran formato para la apertura de un hotel y, a partir de ahí, dada la aceptación, comenzó mi trayectoria artística.
¿Y con las dos ruedas?
Tuve la suerte de disfrutar en mi niñez y juventud a caballo entre la ciudad y el pueblo. En la ciudad era complicado desplazarse en solitario por la inseguridad que podría transmitir a mis padres; sin embargo, éstos me enseñaron a andar en bicicleta en la terraza. Desde niña, en el pueblo, con mis amigos pude recorrer cada esquina, cada camino, descubrir nuevos horizontes a lomo de una bicicleta: la libertad que tenía en el pueblo era especial.
Me ilusiono con los miles de parajes convertidos en proyectos mientras pedaleo
¿Por qué la bicicleta?
La bicicleta me recuerda que soy una persona muy activa, que me ilusiono con los miles de parajes convertidos en proyectos e ideas que imagino mientras pedaleo. Si me fijo en una meta no ceso de pedalear y soy constante y luchadora. La representación de cada bicicleta guarda relación con esa multitud de aficiones y experiencias vividas: no siempre he utilizado el mismo ciclo para cada viaje…
He elegido la figuración de la bicicleta no sólo por su estética, ya que como medio de transporte me puede permitir desplazarme con total libertad, libre de ataduras, inmersa en mi yo más profundo y descubrir distintos lugares. En ese momento, yo soy la protagonista. Además, es un medio de transporte sano, ecológico, sostenible y económico, válido para trasladarse por la ciudad y con el que disfrutar.
Adivino que tienes una bicicleta, ¿cuál es?
Tengo tres bicicletas. Guardo con especial cariño una BH roja que me regalo mi abuelo, compañera inseparable de aventuras. Si hay una ruta fantástica para recorrerla en bicicleta, esa es las Landas, en Francia, y siempre me acompaña una clásica: una Orbea con frenos de varilla. Para la ciudad utilizo una Goi-Contini plegable, muy urbana, hecha en Pamplona.
Pasado, presente y futuro… ¿qué papel jugará el ciclismo urbano en nuestras ciudades?
Cada vez hay más concienciación sobre la bici y sobre el medio ambiente. Las ciudades se están adaptando ante esta nueva movilidad, cada vez hay más kilómetros de carril y paseo. La crisis y los beneficios añadidos por el uso de la bicicleta hacen que haya un aumento multiplicado de usuarios. Y esto implica una nueva concepción, una mejor regulación y mayor difusión para mejorar la convivencia.
Es necesario que la ciudad se adapte aún más ante estas nuevas demandas y necesidades por una cuestión solidaridad urbana, y se reparta de forma más justa los espacios porque faltan infraestructuras y la bici ha llegado para quedarse. Y es que una ciudad no se desprestigia por ello y no renuncia a su bienestar, sino que, más bien, hace que tanto ciclistas como peatones respiren aliviados.
‘Biciarte’, de Itxaso Razquin Civivox Iturrama (Pamplona) Desde del 18 de marzo al 17 de abril
‘Biciarte’, de Itxaso Razquin Civivox Iturrama (Pamplona) Desde del 18 de marzo al 17 de abril