Cultura ciclista

Hans Bloem: “El español sigue sin entender que una buena bici urbana cuesta 500 euros”

Alemán de nacimiento pero malagueño de adopción, Hans Bloem está unido al sector de la bicicleta desde 1982, cuando empezó a trabajar en una tienda de ciclismo urbano en Berlín. Desde entonces, ha trabajado con innumerables marcas, y es conocido por ser el responsable de la llegada y a popularización de, por ejemplo, los remolques Croozer.

¿Cómo ves esta edición de Unibike?

Las ferias como ésta son el mejor lugar para hablar con viejos clientes, conocer nuevas marcas y así poder valorar el mercado. Creo que Unibike, este año, tiene una presentación mejor, hay más expositores y, en general, bastante público.

¿Cómo está el mercado español?

Ahora mismo, estancado, al menos en lo que se refiere a las cifras de venta de bicicletas. Vivimos una crisis relativa: por ejemplo, desde hace dos años se venden menos bicicletas de gama alta, hay muchas empresas de mucho nombre y prestigio que todavía no se han adaptado a la crisis económica y hay sectores que están sin desarrollar. El tema del ciclismo urbano, por ejemplo, es evidente: no se transmite que la bicicleta es el mejor vehículo para moverse por las ciudades.

¿Como está el ciclismo urbano en España?

Para un español, lo normal al pensar en una bicicleta es identificarla con deporte. También es lógico pensar en comprar una bicicleta de montaña, o de carretera, por 2000 euros, pero no gastar más de 200 euros en una urbana. Es absurdo… Como profesional, veo imposible hacer una bicicleta urbana decente por menos de 500 euros. Pero la gente no lo asume, sigue invirtiendo 200 euros en cualquier bicicleta que, al final, más que una solución para recorrer 20 kilómetros al día se convierte en un estorbo. Entonces se sienten desengañados, y comparten su mala experiencia.

“Si los políticos quieren luchar contra el tráfico y la polución, que pongan la gasolina a 5 euros”

¿Por qué, en cambio, en países como Alemania u Holanda la situación es tan distinta?

Creo que históricamente la bicicleta no estaba tan integrada en la ciudad. Durante los años 20 y 30 se veían bicicletas con frecuencia en ciudades de Cataluña, el País Vasco o Valencia, pero no tantas en otros sitios. Y, con el franquismo, la cosa empeoró: tanto la política como los ciudadanos se obsesionaron con el coche, algo que se siguió fomentando después desde Europa, y el resultado es el desastre ecológico y de salud pública que ahora vivimos.

Hasta ahora, erais los importadores de Croozer en España. El Croozer es un remolque ideal para transportar niños o la compra, evitando así el uso del coche. ¿Por qué lo habéis dejado?

Hace un años, era un negocio al alza en toda Europa. También en España funcionó bien al principio, pero desde hace unos cinco años se venden muchos menos. No pasa sólo en España, ni es porque haya más competencia: simplemente, se venden menos. Personalmente, creo que es algo relacionado con el precio de la gasolina. Cuando la gasolina sube se venden más bicicletas y accesorios de este tipo, pero en los últimos años el precio de la gasolina se ha estancado o, incluso, ha bajado, por supuesto con el apoyo de los políticos. Es irracional… Si los políticos quieren luchar de verdad contra la contaminación y el tráfico, bastaría con subir el precio de la gasolina a 5 euros el litro. El 90% de los problemas se solucionarían. Una ciudad habitable es incompatible con los coches: no es un mal chiste ecológico, es una realidad.

¿Cómo ves las bicicletas eléctricas?

En principio, es una buena posibilidad, pero hay que preguntarse realmente para qué la vas a usar. Conozco gente de 75 años a la que los pulmones, o el corazón, no le funcionan igual, y gracias a una eléctrica pueden seguir pedaleando. Lo mismo pasa con gente con lesiones o problemas físicos. Pero, al mismo tiempo, no le veo la lógica a sustituir una bicicleta convencional por una eléctrica por “no sudar”, por ejemplo. Creo que otra de las grandes virtudes de la bici, en el uso diario, es precisamente introducir el deporte en tus desplazamientos habituales. Además, no me gusta el hecho de que sea tan fácil saltarse la legislación: puedes comprar un sencillo kit en Internet y convertir una eléctrica en una máquina que circula a 45km/h, una auténtica moto eléctrica. Respecto al ciclismo de montaña… Si hay un problema físico, está bien, pero hay gente que no le apetece subir los montes y usa una eléctrica como quien usa Viagra para el sexo.