Puede que llegue un día en que los coches que circulen a nuestro alrededor no estén conducidos por personas, sino por máquinas. Y aunque realmente deseáramos que, al menos en ciudad, el número de coches fuera el menor posible, algunas de las novedades que tienen que ver con los conocidos como coches autónomos parecen tener cada vez más en cuenta al creciente número de ciclistas que circulan por las calles.
El coche autónomo de Google, uno de los prototipos más avanzados del sector, incorpora un sistema de sensores que aprender a interpretar las señales de los ciclistas. Tal y como informa del diario 20 Minutos, el software está preparado para ver en 360º, incluso en la oscuridad.
“Los ciclistas, con frecuencia, hacen señales con la mano con bastante anterioridad al giro. Nuestro software está diseñado para recordar las señales previas de estos, por lo que puede anticiparse mejor a los giros de la bicicleta”, ha explicado Google en un comunicado.
En una de las pruebas realizadas del sistema, el gigante de Internet explica que “nuestro coche se acercó con precaución a un ciclista que se metió en nuestro carril. El sistema autónomo de Google hizo detener el vehículo y así evitar chocar con otro que apareció de repente al girar una esquina y se dirigía directamente hacia nosotros contra el flujo del tráfico”, señala Google en el informe de junio, “nuestro coche era capaz de adaptarse a esta situación inusual y evitar una posible colisión”.
En Estados Unidos, tan solo en 2014 se lesionaron más de 50.000 ciclistas y 720 murieron en las carreteras. Según el último informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 2009, los “usuarios vulnerables de las vías de tránsito” (peatones, ciclistas y usuarios de vehículos de motor de dos o tres ruedas) suman en conjunto alrededor de la mitad de todas las víctimas mortales por accidentes de tráfico en el mundo.