Hace 10 años Dani Tizón, fundador de Freeel, probó una bicicleta eléctrica por primera vez. Al comenzar a pedalear sintió el empuje del motor pero, más que sus piernas, lo que se activó fue su cabeza. Según explica, se preguntó cómo era posible que una bicicleta así no existiera en Barcelona. En resumen, y según sus propias palabras, “¿cómo era posible que la gente pierda el tiempo metida en su coche, en atascos, habiendo algo así?”
De ese amor a primera vista nació Freeel, con la convicción de buscar una solución a los usuarios y, por supuesto, para una ciudad saturada de tráfico y contaminación. “La idea no era crear una bicicleta más”, explican desde Freeel, “sino combinar diseño, movilidad, usabilidad, ahorro, tecnología… Crear una e-bike para Barcelona y cualquier ciudad, cualquier usuario, del mundo”.
La Freeel nació para darle una solución a los usuarios… y a ciudades saturadas de tráfico y contaminación
Sus creadores explican que dicha máquina debía contar con el mejor diseño, pero también ser ágil, rápida, ligera y respetuosa con la ciudad. Representar todo un estilo de vida pero, por supuesto, también permitir a sus usuarios obtener la máxima libertad y eficacia.
Fue así como Tizón y sus socios, entre los que se encuentra el conocido director de cine Alejandro Amenábar, crearon varios modelos con versiones de montaña, de paseo y plegables. Se diseñaron cuidadosamente todos los detalles, se aplicó la tecnología más eficiente para cada uno de ellos y el resultado… fue un éxito. “La acogida fue buenísima”, afirma Dani Tizón, “incluso teniendo un pequeño local en el barrio de Gracia de Barcelona y siendo una marca nueva”.
“Poco a poco”, según Tizón, “ los clientes descubrieron que la calidad y el buen servicio son la bandera de las bicicletas eléctricas Freeel, y fueron ellos mismos los que comenzaron a hablar y enseñar sus bicis, mostrándose orgullosos de haber dado un giro de 180 grados a su vida con un simple cambio de vehículo”. En definitiva, cuenta su creador, “enseñándole al mundo que eran más felices”. Algo que, desde luego, también se refleja en Internet: en Google, por ejemplo, es posible leer varios comentarios como “grandes bicicletas y profesionales de calidad”, “sobresaliente atención” o “excelente trato y posventa”.
Tras siete años especializados en el diseño y fabricación de bicicletas eléctricas, y después de escuchar las necesidades, inquietudes, consejos y demandas de miles de usuarios, en Freeel decidieron crear un modelo completamente nuevo, que reuniese las posibilidades y ventajas que ofrecía la tecnología con las necesidades de los clientes.
La Freeel Z03 nació tras siete años desarrollando tecnología y escuchando a los clientes
“Durante un año y medio”, explica Tizón, “diseñamos, probamos, rehicimos y aligeramos los prototipos. Y, por fin, conseguimos crear una bicicleta eléctrica plegable, ligera, urbana, robusta y con un diseño único y propio”. Así es: el resultado fue la Freeel Z03, capaz de reunir componentes de alta calidad en apenas 16 kilos de peso y con una batería de alto rendimiento, que se convirtió en líder de ventas en el año de su lanzamiento y ganó distintos concursos.
“La Freeel Z03”, cuenta el fundador de la marca, “es el resultado de casi dos años de desarrollo, nueve de experiencia y muchísimas horas escuchando y considerando a los usuarios. Ellos nos indican el camino a seguir, y nosotros nos ocupamos de crear la mejor solución posible para los desplazamientos urbanos”.
Por si todo lo dicho no fuera suficiente aliciente, se le suma el hecho de que ahora, además, se puede comprar una Freel por 250 euros menos gracias a las subvenciones que concede el Área Metropolitana de Barcelona (AMB). Sólo tienes que acudir a la tienda, elegir la Freeel que más te gusta y rellenar la documentación. Toda la información sobre las subvenciones se puede consultar en este enlace.