Un hito en la historia del ciclismo extremo. Así se puede calificar la gesta de la alemana Fiona Kolbinger, que se ha alzado a lo más alto del podio en la durísima Transcontinental Race. Un logro que tiene aún más mérito si se tiene en cuenta que era novata en la prueba.
Kolbinger completó un recorrido de 4.000 kilómetros a través de ocho países, superando cotas tan duras como el Col de Gardena en Italia o los franceses Galibier y Alpe d’Huez. Lo hizo tras diez días, dos horas y 48 minutos de esfuerzo sobrehumano que arrancó el 27 de julio en Bulgaria y terminó este martes 6 de agosto en a localidad de Brest, en la Bretaña francesa.
“Estoy muy sorprendida de haber ganado”, declaró tras su victoria la ciclista. “Aspiraba al podio femenino, pero no creía que pudiera ganar la carrera”. Kolbinger, de 24 años, es científica y trabaja en el campo de la investigación del cáncer en su país.
Los rivales de Kolbinger se han deshecho en elogios hacia la ciclista alemana. Björn Lenhard, uno de los favoritos que se retiró el tercer día de la carrera, ha declarado que “Fiona es realmente muy fuerte. Es una ciclista completa. Sí, hay que ser fuerte en la carrera transcontinental, pero también hay que ser capaz de pensar, organizar el viaje y reparar el material en caso de un golpe fuerte”.
La Transcontinental Race nació en 2013 a iniciativa de Mike Hall, una leyenda del ultrafondo que falleció en 2017. La carrera atraviesa el continente europeo desde Burgas, Bulgaria hasta Brest, y los participantes deben pasar por una serie de controles obligatorios. Cada uno debe elegir la ruta que desee y organizarse como crea oportuno. No hay asistencias y el cronómetro no se detiene hasta la llegada.