La industria del automóvil tiene una responsabilidad fundamental en el cambio climático. Conscientes de esa realidad, los activistas del grupo Extinction Rebellion organizaron este pasado fin de semana una protesta multitudinaria en Bruselas, donde tenía lugar la celebración de la feria del automóvil de la capital belga, la más importante del país y a la que se espera acudan más de 500.000 manifestantes durante diez días. La manifestación se saldó con 185 detenidos por parte de las autoridades belgas.
La protesta tuvo lugar pocos días después de que la Comisión Europea revelara sus intenciones de financiar su proyecto Green Deal que tiene como objetivo hacer de la Unión Europea un área neutral en emisiones de CO2 para 2050, a través de la transformación de la industria del automóvil.
Un miembro del grupo Extinction Rebellion justificó la acción contra el sector del automóvil por su “gran cantidad de mentiras”
Según declaró un miembro y ex portavoz del grupo, Christophe Meierhans, a Europa Press, Extinction Rebellion decidió poner el foco en el sector del automóvil debido a la gran cantidad de “mentiras que ha dicho para intentar vender más coches”.
Las acciones por parte de los maniestantes fueron diversas. Hubo quienes se encadenaron a alguno de los coches expuestos y quien arrojó pintura al capó de algún vehículo o realizó pintadas irónicas como “Now is green” (“Ahora es verde”) . Otro grupo, con la cara cubierta de pintura negra, se plantó ante el stand de la compañía petrolera Shell con carteles como “Shell kills” (“Shell mata”). Rápidamente, la policía expulsó a los manifestantes de las instalaciones de la feria, tras lo cual el personal de seguridad del evento bloqueó brevemente el acceso a la zona.
Pero la protesta no terminó ahí. Un número mayor de manifestantes convocó una muerte simbólica a las puertas de la fuera, lo que llevó a la policía a retirarlos uno a uno sin que los activistas opusieran resistencia alguna.
Fundado en 2018, Extinction Rebellion es un movimiento global cuyo objetivo es minimizar el calentamiento y, en última instancia, la extinción masiva. Sus acciones de resistencia no violenta tienen como meta influir sobre los gobiernos del mundo y las políticas medioambientales de los mandatarios y las grandes empresas.