Auténticas heroínas. Así se podría calificar a las mujeres afganas que, pese a las adversidades a las que se han de enfrentar, han decidido dedicarse al ciclismo. Un país en el que, pese a la caída del régimen talibán, la sharia o ley islámica sigue imperando en infinidad de regiones, y en el que no está precisamente bien visto que la mujer tome sus propias decisiones. Menos aún, que se dedique a una actividad tradicionalmente reservada a los hombres como el ciclismo.
Esa valentía ha llevado al equipo ciclista femenino de Afganistán a ser nominado para el Premio Nobel de la Paz. Un reconocimiento que ha venido a manos del gobierno italiano, cuyo parlamento ha propuesto formalmente a las doce ciclistas afganas que lo integran para el prestigioso galardón.
El equipo ciclista femenino de Afganistán comenzó a pedalear por una cuestión de justicia. Y, ante todo, como una manera de sentir la libertad que la sociedad no les concede. “No se trata de una reivindicación política: montamos en bicicleta porque queremos. Porque amamos la bici. Si nuestros hermanos pueden montar, ¿por qué nosotras no?”, explicó en 2014 Marjan Sidiqqi, de 26 años, integrante y entrenadora del equipo, al portal Yahoo News.
En 2013, las integrantes del equipo compitieron por primera vez en una carrera profesional. Fue en el Asian Cycling Championships, en Nueva Dheli, India. A lo largo de este 2016 está previsto el estreno de un documental sobre la trayectoria de las doce mujeres que lo integran. Las dificultades a las que han tenido que enfrentarse para llegar a donde están y los retos a que siguen afrontando cada día al salir a entrenar.