Hemos hablado en muchas ocasiones. Pero es posible que haya quien aún no sepa quién eres. Cuéntanos: ¿quién es Eneko Astigarraga y qué es Mundoraintxe?
Eneko Astigarraga es un flipado de las bicis. Empecemos por ahí (Risas) . Me considero eso, nada más. Mundoraintxe es un proyecto que recoge esa inquietud y que nos ha juntado a una serie de personas alrededor de una idea: incorporar la bici como medio de transporte. Además es una buena tienda especializada en ciclismo urbano y cicloturismo. También en la bicimensajería en bicicleta de última milla. Son actividades muy diferentes entre sí, pero muy fáciles de combinar.
¿Qué momento vive vuestro negocio?
Yo diría que bueno. Los negocios ya no son como eran, y el que no esté dispuesto a asumirlo es mejor que se retire a que empiece a lamentarse. Este sector va de actualizarse permanentemente: hay que estar en guardia. O asumes esas condiciones y juegas a ese juego o todo lo demás es mentira y autocompasión. Nosotros pasamos de la autocompasión. Cada tres meses tienes que repensar tu negocio, algo que antes sucedía cada tres años. Tienes que estar dispuesto a renunciar a cosas en las que creíais y, al mismo tiempo, a creer en cosas sobre las que tienes serias dudas. Pero es bonito porque te mantiene en forma. Es un poco como decía Einstein sobre la propia bicicleta: para mantenerse en equilibrio hay que estar siempre en movimiento.
“Este sector va de actualizarse permanentemente: hay que estar en guardia”
Mundoraintxe es uno de esos puntos clásicos de distribución de Ciclosfera: lleváis repartiendo la revista desde el primer día…
Y estamos encantados de hacerlo. Ciclosfera es una referencia entre nuestro público: mucha gente entra a la tienda sólo a por ella, y lejos de molestarnos es algo que nos encanta. Creemos que Ciclosfera cumple una misión muy importante en la que pocos creen: que el papel existe y que es un fetiche. Hay gente que sabe que ha salido un nuevo número y viene a preguntar por ella antes incluso de que nos llegue. Hay una avidez tremenda por conseguirla que va más allá del hecho de que sea gratuita: es casi un componente religioso. Y os tenemos que dar la enhorabuena por eso y por mantener la inquietud durante tanto tiempo.
Partiendo de ese periodo de tiempo, los siete años en que Ciclosfera lleva saliendo a la calle, hablemos de tu ciudad, Pamplona. ¿Qué ha cambiado en ella en ese periodo en materia de movilidad ciclista?
En Pamplona ha habido una alternancia histórica en el poder que generó unas expectativas quizá demasiado ambiciosas, y que luego se han consolidado en un par de cosas muy interesantes. Especialmente, condenar el tráfico en el centro de la ciudad y abrir alguna vía de esperanza, mal ejecutada pero bienintencionada. Eso ha cambiado las tornas en una ciudad que tiene una tradición muy automovilista: en Pamplona la gente siempre ha estado acostumbrada a ir en coche a todas partes. Eso ha cambiado, y creo que la apuesta del gobierno municipal por ese cambio de modelo no ha sido suficientemente reconocida. El cambio de hábitos es obligado y, aunque genera reticencias en un primer momento, en última instancia es bienvenido. Como en Pamplona somos muy cenutrios, muy autocríticos y muy poco chovinistas nos cuesta reconocerlo, pero es una conquista histórica.
Tenemos una elecciones a la vuelta de la esquina. ¿Eres de los que votarás con ilusión, con la nariz tapada… o cómo lo ves?
En general, lo veo complicado. Creo que la clase política no está a la altura de una democracia como la que deberíamos tener. Están todavía echándose los trastos unos a otros. Da mucha pena ver debates políticos, ver quiénes son los líderes y qué están diciendo. A nivel local yo siempre voto con ilusión, porque votas más a personas que a opciones políticas. Creo que hay margen para la esperanza de que se pueda mantener la línea de actuación de estos últimos años. Porque genera ilusión, no por cuestiones partidistas: ahonda en la idea de que la ciudad es de todos y que entre todos la podemos cambiar. De que no hay un élite que gobierna de espaldas a la gente. El gobierno municipal actual es complejo, pero creo que es un reflejo de los tiempos que corren en democracia: hay que saber llegar a acuerdos.
“En Pamplona tenemos una asignatura pendiente con las bicis en las aceras”
Uno de los grandes problemas de Pamplona en materia de movilidad ciclista era la presencia masiva de bicicletas en las aceras. Si no me equivoco, ha habido movimientos para tratar de atajar ese problema. ¿Ha mejorado?
Mucho no se ha hecho, la verdad: el ciclista peatonal está empoderado Porque es muy difícil erradicar comportamientos que vienen de muchos años atrás. Desde las instituciones les ha temblado un poco el pulso a la hora de aprobar una ordenanza que, en el fondo, no decía muchas cosas distintas respecto a la anterior. Eso ha hecho dilatar la interpretación posibilista del ciclista irregular, que es el que, si no le dicen nada, va a seguir yendo por la acera aun sabiendo que es ilegal. Muchos jóvenes han aprendido eso, y es difícil desaprender. Tenemos una asignatura pendiente con las bicis en las aceras. Y sí: si le preguntas a los ciclistas que lo hacen te dirán que ellos son respetuosos. Pero es su percepción de respeto. Habría que preguntar a cada persona a la que le pasan cerca si creen que has infringido su seguridad… Esto va de lo que sienten los demás, no de lo que sientes tú. En general, hace falta empatía.
“Ningún político siembra para recoger dentro de 8 o 9 años”
Más allá de esa empatía, ¿qué le falta a Pamplona para ser, por ejemplo, como Vitoria
Fundamentalmente, tres cosas. Lo primero, ser tan plana como Vitoria. Lo segundo, tener una sola unidad municipal, porque Vitoria es un solo municipio compacto, mientras que aquí somos 19 y cada uno trabaja con su política: falta coordinación. Y lo tercero, mantener la trayectoria y la decisión pese a las mareas y las marejadas y empoderar a los técnicos, que allí se mantienen por encima de los políticos. Y que sean reconocidos por todo el arco político y por la sociedad. Han de ser ellos los que marquen el rumbo. Porque todos los políticos son cortoplacistas. Les falta valentía para hacer planes a largo plazo. Piensan en votos y en clave electoralista: cuando llegan pierden un año poniéndose las pilas y luego vuelven a perder otro año preelectoral. Al final la legislatura efectiva se queda en dos años y no les da tiempo a nada, porque nadie siembra para recoger dentro de 8 o 9 años. Es una grave irresponsabilidad política.
Una última pregunta que hacemos a mucha gente, y que creo que a ti nunca te hemos hecho: ¿qué bici tienes y qué es lo que más te gusta de ella?
¿Una? ¡Tengo 12! (risas). La realidad es que las que uso son cuatro. Tengo una bicicleta de montaña y una de carretera. Y para la ciudad uso mucho una Brompton, que me vale para hacer recados. También tengo una de Oiraintxe de la que no me puedo deshacer: una bici híbrida con manillar de carretera. Me encanta, a pesar de que no es la más cómoda. Pero ya sabes: a menudo estableces una relación especial con algunas bicicletas que te han dado muchas alegrías y utilidad a lo largo de tu vida.
Calle Nueva, 121 (Pamplona)
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