¿Desde cuándo tu afición a la bici?
Vitoria es una de las ciudades que más facilidades han puesto al ciclista en todo el estado y además, al ser muy llana, es fácil de recorrer. De pequeño ya iba a la escuela en bici y en verano, nunca han faltado los planes de hacer excursiones hasta el pantano. No obstante, fue gracias a un amigo que me contó un viaje que hizo por Latinoamérica en bici, que se me encendió la bombilla y empecé a ver la bicicleta como un mundo lleno de posibilidades. Al principio, la idea de viajar en bicicleta me chocó muchísimo: ¿Hacer tantos kilómetros, con tanto peso, convivir con la incertidumbre de no saber exactamente dónde vas a pasar la noche, la posibilidad de que se te rompa algo y no sepas qué hacer...? Pero de alguna forma, era una idea que me atraía a sobremanera y cada día empezaba a visualizarme más viajando en bicicleta, cada vez leía más información en foros de cicloviajeros... Por lo que un día, me puse manos a la obra y empecé a buscar la bicicleta ideal para viajar y fabriqué mis primeras alforjas con unos bidones de plástico.
Carlos Pedraz: "Fabriqué mis primeras alforjas con unos bidones de plástico"
Una vez estaba todo listo, quedaba lo más importante: llegaba el momento de afrontar mano a mano esos miedos que tanto me asediaban: ¿Iba a ser capaz de aguantar las exigencias físicas que un viaje así supondría? Creo que esta es una duda que muchas personas que deciden viajar, tanto en bici, como realizar peregrinaje más popular como es el Camino de Santiago, se plantean. Además, en mi caso, era un miedo acrecentado, ya que unas secuelas de un tumor en el pulmón han ido limitando mi resistencia física desde los 14 años. No obstante, hoy puedo decir que gracias a la bicicleta he desarrollado una resistencia física que jamás me hubiera imaginado. Al principio cada cuesta arriba era un suplicio y cada kilómetro que avanzaba, una victoria. Ahora soy capaz de encadenar varios puertos de montaña en un solo día con la bicicleta cargada de peso y acumular kilómetros en el contador se ha vuelto una tarea mucho más sencilla.
Por suerte, empecé haciendo viajes cortos y sencillos, por lo que mi adaptación a esta forma de viajar ha sido muy gradual. Mi primer viaje, recuerdo, fue hacer la vía verde del Plazaola, aquí en el País Vasco, luego iría haciendo cada vez proyectos más ambiciosos, como ir desde mi pueblo, Béjar, hasta Coimbra, en Portugal. Justo antes de la pandemia quise hacer un viaje por Marruecos y si me veía bien en un proyecto así, comenzar con lo que es uno de mis sueños: La ruta panamericana. Pero como a muchos nos pasó, la situación sanitaria del momento, truncó los planes. Aunque gracias a ello, pude desarrollar la idea de Antipoesía a dos Ruedas y organizar un proyecto de esta envergadura.
En toda esa historia, ¿cuándo se cruza la poesía?
Desde pequeño he tenido gusto por la literatura y escribía pequeños cuentos y relatos. Con la poesía empecé de adolescente, aunque mi etapa más prolífica comenzó cuando abandoné la milenaria paz de Vitoria para mudarme a Bilbao, donde estudié Educación Social. Bilbao se me hizo una ciudad dura al principio, no conocía a nadie, había realidades sociales a flor de piel, que quizá en Vitoria, se me hacían más desapercibidas. Esas realidades las pude conocer de primera mano gracias a algunos voluntariados que hice y a las propias prácticas de la carrera.
Carlos Pedraz: "La poesía no puede ser honesta si no hace de altavoz del sufrimiento que hay en el mundo y de sus desigualdades"
Puedo decir que el mundo tiene un lado muy amable que he conocido gracias a los viajes, pero creo que la poesía no puede ser honesta si no hace de altavoz del sufrimiento que hay en el mundo y de sus desigualdades. Creo que conocer las grietas de la sociedad ha influido mucho en mi forma de escribir y esta etapa fue muy decisiva. Además, Bilbao es una ciudad donde la cultura está por todos sitios: Festivales de cine, música, teatro... Por aquel entonces se fraguaba el Spoken Word, que traía a poetas de todo el estado y a veces del resto del mundo. Iba a todos los eventos que podía, para mí compartir y ver a otra gente recitar era alimento para el alma. No faltaba a los poetry slams ni a las noches poéticas. Todo ello me nutrió como artista a un nivel que no había conocido antes.
¿Hacen falta más poetas, más poesía en España?
La poesía está ahí, es infinita, siempre habrá poetas porque poetizar es algo inherente a la condición humana. La poesía es algo vivo, que sobrevive incluso allí donde se la censura... Por tanto, no tengo miedo de que falten ni poetas ni poesía. Cada quien es libre de decidir si escucha a su voz poética y de llevar sus versos al papel y del papel al escenario, la calle, las librerías...
¿La bici es a la movilidad lo que la poesía a la literatura?
Se podría decir que sí, tanto con la bicicleta como con la poesía puedes llegar a lugares que de otra forma sería más complicado. Viajar en bicicleta me ha facilitado mucho la cercanía con la gente; te ven con las alforjas y enseguida se borra una barrera psicológica y confían en ti: están dispuestos a ayudarte, bien llenando tu bidón de agua u ofreciendo un lugar donde montar la tienda de campaña en su jardín, compartiendo una comida... Eso me ha enriquecido conociendo historias de personas, tradiciones que se están perdiendo, diferentes formas de ver la vida... Con la poesía me ha pasado algo parecido: he conocido a gente maravillosa que de otra forma no habría sido posible, he aprendido, he entablado conversaciones interesantísimas en un bar hasta altas horas de la madrugada...
Carlos Pedraz: "Viajar en bici tiene muchos momentos de soledad"
Viajar en bici tiene muchos momentos de soledad, es, como la poesía, una forma de viaje interior. Poesía y ciclismo se retroalimentan: los viajes me permiten vivir experiencias que enriquecen mi forma de escribir, así mismo, la poesía me permite ver la esencia poética de los viajes.
Dinos un poeta que todos deberíamos leer.
Voy a tomarme la libertad de mencionar a dos escritores, aunque me gustan más como prosistas que como poetas: Para mí Thoreau es un referente en cuanto a forma de ver los viajes se refiere. Este autor, como muchos que decidimos lanzarnos a las pistas y carreteras, fue un buscador, durante dos años decidió dejar la vida en la ciudad para vivir en una cabaña al lado de un lago, en Walden, proveyéndose de lo que la naturaleza le ofrecía, enfrentándose a la soledad y a los hechos esenciales de la vida. Tiene un libro titulado Caminar, que se lo recomiendo a todo aquél que tenga o quiera tener una vida nómada. En sus poemas muestra una sensibilidad excepcional con la naturaleza y cada vez que le leo, me vuelve a conectar con la esencia de la vida y me motiva a seguir mi propio camino. De Thoreau me quedo con la enseñanza, de que aún estando en casa, podemos vivir la vida como un viaje."
Por otro lado, Horacio Quiroga, escritor que por cierto, probó esto de los viajes en bicicleta, tiene unos relatos terroríficos inspirados en gran medida en su vida en la selva. Me hace recordar que formamos parte de la naturaleza y no somos dueños de ella, que esta es indiferente ante nosotros y seguirá su curso, estemos o no aquí. Tuvo una vida marcada por la desgracia y en cierto modo, siento predilección por escritores que no han tenido las cosas fáciles: su poesía suele ser más cruenta y tiende a rebosar honestidad.
¿Por qué decidiste venir a Ciclosferia en bici desde Vitoria?
En gran medida me he apoyado en los trenes de media distancia de Renfe para llegar, ya que te permiten meter la bicicleta sin necesidad de embalarla y se me hace muy cómodo. Me habría gustado poder hacer más tramos en bicicleta, pero por diferentes motivos, se han ido atrasando los plazos de publicación del libro y viajar en bicicleta, a lo sumo, no te permite hacer más de 100km por día y con una tall-bike, eso todavía se dificulta más. Aprovecho para comentar que está habiendo un progresivo desmantelamiento de muchas redes de tren en España, con la excusa de que nadie utiliza el tren, condenando a la España vaciada a tener todavía menos opciones de movilidad. Además, las plazas para bicicleta en Renfe suelen ser muy limitadas, y si no quieres embalar tu bicicleta, solo tienes como opción los trenes de Media Distancia y Regional Express. En este sentido, a Renfe todavía le queda mucho trabajo por hacer para facilitar una movilidad más sostenible.
El motivo por el que me he acercado a Ciclosferia es que en gran medida comparte la filosofía y las razones por las que yo estoy haciendo este viaje y además, creo que es un espacio ideal para dar a conocer Antipoesía a dos ruedas. Tanto Ciclosfera como mi proyecto, promueven el uso de la bicicleta y el paradigma climático ante el que nos encontramos, hace que éste sea cada vez un mensaje más urgente. Las bicicletas son el futuro, nos hacen sentir bien, nos permiten llegar a los lugares que necesitamos y nos ayudan a conectar con unos ritmos más humanos, haciendo de nuestro día a día algo más pleno.
¿Cómo se prepara un viaje tan largo en bici?
Puedes plantearte una meta, o bien pedalear siguiendo los caminos que más te gusten. En mi caso, muchas veces me planteo un lugar al que quiero llegar y acabo cambiando los planes durante el propio camino. La bicicleta te da esa libertad de improvisar y de no atarte a ningún plan que te hayas propuesto antes. Lo que no puede faltar en tus alforjas es agua y ropa de abrigo, sobre todo si decides acampar, ya que a la noche suelen descender bastante las temperaturas. Tampoco puede faltar comida de sobra, al final, estás haciendo ejercicio todo el día y una buena dieta es primordial para tener un buen combustible y mantenerte sano mientras viajas, además, vas a tener mucho más hambre de lo normal. Comer se va a convertir en una experiencia muy placentera, incluso si te quedas sin combustible en el hornillo y tienes que improvisar unos espaguetis con agua tibia. Luego está el factor psicológico, hay muchos miedos que aparecen cuando decides emprender un viaje así.
Puedes hacer una lista de los miedos que tienes para exteriorizarlos, de todas formas, el miedo no se olvida, se sobre escribe con otro aprendizaje nuevo, así que hasta que no salgas ahí fuera a enfrentarlo, seguirás teniéndolo. Viajar me ha enseñado que muchas veces el miedo es un mecanismo de la mente, que poco se adapta a la realidad. Uno de ellos suele ser el de acampar, a los animales nocturnos, a que alguien te haga daño... Por lo general, los animales van a su aire y se van a alejar de ti en cuanto te huelan. Si decides pernoctar, no olvides colgar tu comida lejos de tu lugar de acampada en un árbol, hay algunos jabalíes que ya están acostumbrados a la presencia humana, y aunque no es lo normal, podrían darte un pequeño susto si deciden acercarse a olisquear. También vas a descubrir que la mayoría de gente es amable y va a querer echarte un cable. Establece tu campamento al anochecer sin que nadie te vea, márchate pronto y deja todo como estaba antes o mejor y no tendrás problemas. El respeto y la armonía son la seña de identidad de los y las cicloviajeras y hay que seguir trabajando para que eso siga siendo así.
Carlos Pedraz estuvo en el stand de Ciclosferia el domingo 15 de mayo por la mañana en La Marina de Valencia.