Es usted el responsable de desarrollo de la gama de eléctricas de Specialized. ¿Cómo llegó a este puesto?
Todo empezó hace trece años. Trabajaba como responsable de producto de una pequeña marca de bicicletas suizas, Creta, y me propusieron sumarme a Specialized. Desde entonces estoy en la empresa, sobre todo trabajando con bicicletas deportivas, tanto de montaña como de carretera.
Pero ahora es uno de los máximos responsables de las e-bikes…
Sí. Formaba parte de un pequeño grupo de personas que consideraba que motorizar las bicicletas nos haría, sobre todo, más rápidos. Soy un adicto a la velocidad, y la electricidad es, en mi opinión, como un doping mecánico… Si quieres pedalear sin asistencia puedes hacerlo, pero al combinar tu esfuerzo con el de un motor te vuelves mucho más rápido. La decisión está en tu mano.
¿Cómo defines el montar una bicicleta de pedaleo asistido?
Aunque muchos lo crean, no tiene nada que ver con una moto. Es mucho más divertido… Es como si tuvieses tu mejor día, como si fueses mucho más fuerte. En las mismas horas que antes puedes llevar a tus hijos y llegar mucho más lejos yendo más rápido. Pero, al mismo tiempo, necesitas también estar en forma.
¿Cuándo fue tu primer contacto con una bici eléctrica?
Mi mujer es de Liechtenstein, pero le hablaron de un tipo que hacía bicicletas de este tipo en Suiza. Fuimos a verla, y era sorprendente: además de poderosa era muy silenciosa, estaba muy lograda. Para mí, el silencio es fundamental en una bicicleta eléctrica: nada debe distraerte del pedaleo y del sonido de los pájaros.
¿Cómo recibieron en Specialized vuestra propuesta de hacer eléctricas?
El proceso fue muy sencillo… Nos pusimos en marcha con el prototipo y, una vez construido, vieron que era tan emocionante como rápida y divertida. Les mostramos que una e-bike no es algo para abuelos, sino simplemente para aquellos que quieren ir más rápido y más lejos que los demás.
¿De dónde vienen los motores de las Specialized?
De una empresa alemana, Brose. Llevan haciéndolos desde hace muchísimos años, y se ocupan de la parte mecánica mientras que nosotros nos centramos en el software. Nuestro modelo de montaña, la Turbo Levo, y el de ciudad, la Turbo Vado, llevan exactamente el mismo “hardware”, pero el software hace que sus respuestas sean distintas. Eso sí, ambos modelos deben sentirse como una bicicleta normal: sin ningún tipo de ruidos ni, desde luego, vibraciones en los pedales o el asiento.
¿Cuál será la próxima revolución en el mercado de las eléctricas?
Digamos que hay dos prioridades… Unos quieren baterías y motores más ligeros, y otros apuestan por una mayor autonomía. Ambas cosas no siempre coinciden, por lo que las marcas debemos hacer un balance… Lo que sirve para un ciclista urbano, que quizá recorra 15 kilómetros al día, puede no ser lo mismo que para un ciclista que sale todo el día a la montaña.