"Alemania es el motor económico de Europa". "La industria del automóvil alemana es la gran referencia europea". Llevamos décadas leyendo este tipo de afirmaciones, pero los tiempos cambian y, quizá, haya llegado el momento de observar a Alemania de otro modo. Así lo sugiere un informe publicado por el banco de desarrollo KFW (Kreditanstalt für Wiederaufbau), en el que se asegura que la mayoría de conductores alemanes se desplazaría en bicicleta o transporte público si las condiciones e infraestructura fuesen más favorables.
Para los autores del informe, Daniel Römer y Johannes Salzgeber, dicho cambio es clave. "Los objetivos para proteger el clima en el transporte exigen una reducción masiva de las emisiones de gases de efecto invernadero", explican, "y el tráfico es uno de los principales responsables. Las emisiones de gases de efecto invernadero de Alemania fueron del 13% en 1990, del 16% en 2005 y del 20% en 2020. Por tanto, se deben realizar reducciones significativas en las emisiones de gases de efecto invernadero, y la mayor parte de estas emisiones se deben a automóviles de pasajeros, vehículos comerciales, camiones y autobuses".
Aunque las emisiones cayeron ligeramente en 2020, debido a la pandemia, e informe asegura que "los alemanes pasan cada vez más tiempo en el tráfico y hacen más kilómetros en coche. En 2017 pasaron unos ochenta minutos diarios en los automóviles, con una distancia media de casi 40 kilómetros. Y, después de la pandemia, fue a peor: de julio a septiembre de 2021 la movilidad en coche privado creció un 4% respecto a las cifras de 2019". No solo eso: también el número de vehículos en las calles siguió creciendo, con casi 43 millones de coches, aproximadamente 580 coches por cada mil habitantes, una cifra un 10% superior a la de hace una década.
Aunque desde la industria automotriz se nos "venda" que la solución a todo esto son los coches eléctricos, desde el propio banco KFV se dice algo muy distinto. "La electrificación rápida de los automóviles es importante, pero no suficiente (...). En noviembre de 2021 la venta de coches eléctricos supuso el 34% de las nuevas matriculaciones, pero el 14% eran todavía híbridos, con motor de combustión interna. Considerando, además, que los vehículos tienen una vida útil de 14 años, está claro que los vehículos de combustión tiene todavía un trayecto muy largo en las carreteras alemanas, a lo que se suma la ineficiencia energética de un coche (que suele estar poco ocupado), incluso en el caso de ser eléctrico, y que las energías seguirán siendo un bien escaso en el futuro".
Según el informe, "la electrificación rápida de los automóviles es importante, pero no suficiente".
Según el estudio, la proporción de hogares que usan un automóvil todos los días varía entre casi el 32% en el oeste de Alemania y 38% en el Norte. La media de automóviles por hogar oscila entre el 0,9 coches de Alemania Oriental y el 1,3 coches por hogar del sur. Pero lo que es evidente es que "cuanto más rural es la región y peor la conexión a la infraestructura de transporte y servicios de interés general más se usan los coches y más automóviles hay por hogar. En las comunidades rurales, tanto el número de automóviles por hogar como la proporción de hogares que usan un automóvil todos los días es aproximadamente el doble que en las grandes ciudades, donde el coche sólo es usado a diario por una quinta parte de los hogares y alrededor del 36% de los mismos ni siquiera tienen coche".
Según el informe, "la solución está aquí: el coche sólo satisface una necesidad concreta de movilidad, y hay buenos sustitutos. Es posible disminuir su uso y cantidad". ¿La clave? La proximidad de los servicios básicos. La infraestructura. O el no disponer de aparcamiento cómodo para los vehículos, otra de las grandes trabas al automóvil en opinión de los residentes de las grandes ciudades alemanas (así lo considera el 40,2%).
Los autores del informe lanzaron una encuesta a todos esos usuarios del coche, preguntándoles qué necesitarían para pasarse al transporte público. Un 75% afirmó estar disponiendo, y casi dos tercios (63%) respondieron que lo harían con una mejor conexión (puntualidad, tiempo y flexibilidad), una cifra que subía al 71% en los medios rurales. Otras de las razones citadas sería el ahorro económico (un 49% afirmaba que usaría el transporte público si los costes del automóvil privado siguen subiendo) o una mayor comodidad (19%). Eso sí: un 25% de los hogares no pueden imaginarse cambiar su coche por el transporte público, independientemente del lugar de residencia, especialmente entre las personas de más de 70 años. Y atención, porque de ese 25%, casi la mitad (un 40%) no lo contempla por motivos de estatus: un 11% de los hogares no cambiarían nunca cambiar el coche por el transporte público porque consideran que dan mejor imagen gracias a su automóvil.
¿Y la bicicleta?
El uso de la bicicleta varía mucho según el lugar de residencia: en una ciudad bikefriendly como Münster, el 30% de los viajes se realizan en bicicleta. Pero es posible repetir este éxito: un 66% de los hogares con automóvil aseguran que lo cambiarían por la bicicleta, sobre todo de contar con mejor infraestructura (carriles bici, buenos estacionamientos y opción de contar con sistemas de bici compartida). Es interesante que, además, un buen porcentaje de ese 66% también contempla el combinar la bici con transporte público, especialmente en áreas urbanas no demasiado grandes: según el estudio, "existe un gran potencial para que los desplazamientos interurbanos en automóvil sean sustituidos por la bicicleta, integrándolas más en la planificación del tráfico". También la bicicleta eléctrica sería clave, ya que más de la mitad de esos hogares que se plantearían moverse en bicicleta lo harían con una e-bike ya que han de recorrer "distancias largas que no se pueden completar en una bici normal".
Eso sí: en torno al 35% de los hogares que usan el coche no contemplan de ningún modo usar la bicicleta (un 10% más que el transporte público), de los que un 40% viene por un tema de estatus social y otra buena parte por la edad. Como conclusión, en informe asegura que "la bicicleta puede convertirse en un pilar importante del cambio de desplazamientos. Después de todo, casi dos tercios de los usuarios habituales de automóviles ven la posibilidad de pedalear en un futuro, algo que curiosamente se aplica independientemente del tamaño de la ciudad (...), para lo que es clave ampliar la infraestructura ciclista".