Las bicicletas de gravel ya no son sólo una moda. Eso está claro. Es un tipo de ciclismo que cuenta con sus propias competiciones, diseños, modelos, componentes específicos… pero, al verlas, no podíamos evitar la sensación de “tú cara me suena de algo y no recuerdo de qué”. Pues sí, nos sonaba. Y nos suena a las bicicletas híbridas o de fitness, el nombre de la tipología varía según la marca o la tienda.
Miguel Silvestre de RetroCycle, un apasionado de todas las modalidades del ciclismo que conoce especialmente bien las novísimas gravel, y coordinador del Club de Retrocycle, nos contaba en nuestro último Ciclodiario que las bicicletas gravel llegan donde no pueden las de carretera y donde las de montaña son aburridas.
Miguel Silvestre: "Las bicicletas gravel llegan donde no pueden las de carretera y donde las de montaña son aburridas"
Antes de entrar en los detalles, podemos definir el tipo de ciclismo de estas dos bicicletas en una "tierra de nadie": dos bicicletas aparentemente distintas que no son de montaña, no son de carretera y, sin embargo, sin ser específicas para ninguno de esos dos terrenos, son perfectas para ambas cosas.
Dirigidas a distintos tipo de ciclismo
Empecemos por las viejas conocidas: las híbridas. La característica que mejor las define es la de versatilidad. Si tiramos del refranero popular, podríamos decir que valen tanto para un "roto como para un descosío", vamos, que son bicicletas que valen para todo si no tenemos un nivel de exigencia muy alto en nuestro pedaleo. Están construidas de forma muy inteligente para ofrecer un vehículo práctico, razonablemente ligero y elegante al mismo tiempo.
Las bicicletas híbridas valen tanto para un roto como para un descosío.
Están pensadas para ser una bicicleta que responda a las necesidades de sus usuarios de forma inmediata, ya sea para ir al trabajo, meterte una buena ruta de montaña no muy técnica o un viaje cicloturista de varios días. De hecho, la mayoría de las bicicletas híbridas están perfectamente preparadas para instalar portabultos y guardabarros si es que no los traen de serie, como las luces, integradas en un sistema de dinamo interna en el buje de la rueda.
Las bicicletas de gravel no son sólo una moda, sino de una de las patas más firmes de la industria ciclista.
El enfoque y objetivo de [una gravel]((/gravel) es un ciclismo algo más deportivo. Por supuesto que podemos viajar con ella todos los kilómetros y días que queramos, pero les va más el bikepacking que cuatro alforjas. También tienen anclajes en el cuadro para poder instalar fácilmente portabultos y guardabarros, pero no es normal que vengan incluidos ya de fábrica. La bici viene "desnuda".
La diferencia más visible
La diferencia que a primera vista pensamos todos es el manillar. Una bicicleta híbrida tiene por definición un manillar plano, o muy poco curvado hacia arriba, con la intención de ofrecer una postura que resulte cómoda, una ergonomía mucho más erguida. Las gravel, en su gran mayoría tienen un manillar “de cuernos”, como cualquier bicicleta de carretera, haciendo que la postura del ciclista sea mucho más deportiva y aerodinámica ofreciendo al mismo tiempo un buen abanico de posturas para tus manos y muñecas que evitan cansancios y dolencias en rutas largas. Por si fuera poco, este tipo de manillar da más confianza en descensos prolongados.
Pero, ojo, que existen bicicletas gravel con el manillar plano dirigidas a un público menos experimentado que prefiere manejar frenos y cambios de forma más sencilla o, por lo menos, como lo ha hecho siempre. Por mucho que hayas montado en bici, hay personas que no tienen mucha gana de enfrentarse a un cambio y frenos en los manillares de carretera, que son sencillos, pero tienen su miga. Por eso, las gravel que traen manillares planos, suelen ser las más económicas, para que el propietario pueda hacer el cambio del manillar pasado un tiempo, cuando se sienta más cómodo. Una práctica tremendamente habitual, por cierto, que no te permiten muchas de las bicicletas híbridas.
El resto de componentes
El objetivo de una bicicleta híbrida es evitar problemas. Por eso, la mayoría de estas bicicletas incluyen grupos de desarrollo poco complejos, con muy poco coste de mantenimiento, pero las de gravel son “otro cantar”. Deben ser bicis preparadas para pendientes más pronunciadas o situaciones en las que necesitemos un desarrollo diferente, por lo que hay incluso algunos fabricantes de componentes que han elaborado grupos específicos para gravel con desarrollos muy determinados.
Otra diferencia importante la encontramos en la horquilla delantera ya que, en no pocas ocasiones, las híbridas vienen con una suspensión sencilla para absorber algún pequeño bache, algo que no vemos en las gravel.
Los frenos ya son casi todos de disco. Es cierto que hay más pinzas en “V” entre las híbridas, pero en general ya todos los fabricantes incluyen un sistema de frenado de disco. Como en el resto de marcas, los más asequibles son discos accionados por cable y los que se van un poquito más de precio son hidráulicos. Depende de tus gustos y tu bolsillo, pero en este punto no hay diferencias entre gravel e híbrida.
En cuanto a los neumáticos no hay diferencia alguna. Depende un poco de la goma que quiera instalar el fabricante para montar la bicicleta, pero lo mejor es que tengas claro qué tipo de ciclismo vas a hacer y elegir el neumático que mejor se ajuste a tus necesidades. Pregunta a tu vendedor en tu tienda favorita (siempre que tenga una Ciclosfera en el mostrador) y seguro que te aconsejan como es debido. También puedes ponerte en contacto con nosotros y te intentaremos ayudar.
Diferencias económicas
Aunque hay bicicletas híbridas de primerísima calidad (y, por tanto, de elevado precio) suelen ser mucho más económicas que las gravel. Podemos encontrar fácilmente en el mercado bicis de este estilo desde 400€. Los componentes y el cuadro que componen una híbrida están pensados para durar toda la vida con muy poco mantenimiento sin preocuparse mucho del peso o precisión de los mismos.
Sin embargo, el primer precio de una gravel se acerca mucho más a los 1.000€ principalmente porque todo lo que compone una gravel suele ser más caro y “técnico”: neumáticos, ruedas, frenos, cambio, bielas y, por supuesto, el cuadro, que, como nos vayamos al carbono, ya podemos ir preparando la cartera para un buen desembolso.