La bicicleta inspira e invita a la imaginación. A través de casi 150 años todo tipo de rumores y mitos han rodado con ella. Los historiadores Tony Hadland y Hans-Erhard Lessing querían escribir una obra de referencia que descubriera la verdadera historia de este vehículo, atendiendo a su evolución técnica, así que nos pusimos en contacto con el primero de ellos.
¿Cómo surge el libro?
Uno de nosotros intentó agregar información sobre la historia de la bicicleta en Wikipedia, y el texto se sobreescribió sobre un comentario que afirmaba que no había exactitud de cómo nació o quién inventó la bici. Eso nos dijo mucho de cómo la historia de la bicicleta está repleta de anécdotas, conjeturas y errores. Afortunadamente, la situación ha mejorado al nacer la ICHC (International Cycling-History Conferences): vimos que, al fin, era factible contar una historia fiable y completa de la evolución técnica e histórica de la bicicleta.
¿Cuál es el momento crucial en el desarrollo técnico de la bici?
La invención en 1817 en Alemania de la Draisiana. Impulsada por dos ruedas en línea, la delantera marcando la dirección, no tenía precedentes. El siguiente paso crucial fue en 1860, en París. La aparición de los pedales hizo que se produjeran prototipos que asumieron la forma del velocípedo alto, el Penny Farthing dominante entonces. Se perfeccionaron las ruedas con radios de alambre tensado y, dos décadas después, se creó en Inglaterra la ‘bicicleta de seguridad’, con una posición de conducción más baja, transmisión mediante una cadena unida a la rueda trasera y, finalmente, neumáticos.
“La historia de la bicicleta está repleta de anécdotas, conjeturas y errores”
¿Qué vino después?
Un perfeccionamiento continuo de sus componentes. Los diferentes modelos evolucionaron según fines específicos (carreras, desplazamiento, transporte, uso militar…) y los inventores no pudieron resistir la tentación de mejorar el tradicional marco de diamante por otros alternativos, como el Pedersen o el Moulton. En el s. XIX los fabricantes de draisianas se apoyaron en las habilidades de los herreros pero, a medida que la bicicleta se hace más sofisticada, se acercaron a los armeros, relojeros o maquinistas textiles. A principios del s. XX hubo un camino inverso: muchos se inspiraron en la bicicleta para diseñar automóviles y aviones. Ninguna otra tecnología pudo igualar la fantástica relación resistencia-peso de una bicicleta, que encima se perfeccionó con velocidades, engranajes diferenciales o técnicas de frenado. Los hermanos Wright fueran mecánicos de bicicletas e inspiraron a los hermanos Caudron en Francia para construir aviones, los mismos que luego fabricarían carenados aerodinámicos para bicicletas de alta velocidad.
¿Qué mitos desmiente su libro?
El más relevante, el que afirma que Leonardo da Vinci inventó la bicicleta: es una afirmación falsa que proviene de una falsificación italiana. También aclaramos el caso de la vidriera del s. XVII en Stoke Poges, Inglaterra, donde algunos afirman sin razón que hay un querubín pedaleando. También es falso que el conde de Sivrac inventara en Francia, en 1791, la bici, u otros bulos repetidos como el de que Frank Bowden, de Raleigh, inventó el cable Bowden, o que los señores Sturmey y Archer diseñaron la primera marcha Sturmey-Archer.
“Ni Leonardo da Vinci ni el conde de Sivrac inventaron la bicicleta”
Una Draisiana de 1817 y una Lotus 108 en las tapas. ¿Por qué?
Una es un punto de partida, y la otra representa la modernidad. Ambas difieren en muchos aspectos, las separan 175 años pero, sin embargo, también revelan muchas semejanzas.
¿Cómo imagina la bici urbana del futuro?
Habrá muchos tipos, por supuesto, y vendrán marcados por la funcionalidad, la disponibilidad, el precio, la legislación o la moda. La bicicleta de montaña, por ejemplo, se convirtió en el modelo dominante en Occidente pese a que la mayoría de sus compradores nunca las usan para su propósito original. En países como Reino Unido las de carretera vuelven a estar en auge gracias a una mayor oferta, precios más asequibles y la difusión mediática de carreras como el Tour.más engranajes y avances técnicos no significan, necesariamente, mejores bicicletas.
“Más engranajes y avances técnicos no significan, necesariamente, mejores bicicletas”
¿Hasta qué punto la gente elige una bicicleta por su funcionalidad?
A veces triunfa la razón: la Brompton, por ejemplo, se ha convertido en un icono tan londinense como el Big Ben o el autobús de dos pisos por su practicidad. La funcionalidad también tiene un impacto importante en Dinamarca o Países Bajos: por sus buenas instalaciones priman modelos más cómodos y resistentes, pero también más grandes y pesados.
¿Y la técnica? ¿Qué nos traerá el futuro?
Es curioso que en lugares como Japón, dónde el desarrollo técnico está más avanzado, haya cada vez más bicicletas de una sola velocidad y diseño más sencillo. Los ciclistas se están dando cuenta de que más engranajes y avances técnicos no significan, necesariamente, mejores bicicletas.