Barrocas, radicales o inconfundibles: así son las Vanhulsteijn, marca holandesa nacida en 2009. “Construimos artesanalmente unas 250 al año”, explica su responsable de comunicación, Marjolein Jochems, “pero en el futuro llegaremos a las 500”.
Dirigidas a un público “que busca algo rápido, bonito y cómodo”, las Vanhulsteijn son muy demandadas en Asia, Australia y EE UU, pero pueden adquirirse por Internet en todo el mundo. Ningún distribuidor español ha hablado con ellos. Se venden en cinco tallas distintas, pesan a partir de 9,5 kilos (las fixies, porque también las hay con marchas) y son una obra de arte… ¿Te imaginas montado en una?
Marchas: 1 (fixie)
Ruedas: Continental UlstraSport 23
Precio: 2.448€
Aspecto delicado y estructura robusta. Hablamos de Cherubim, marca japonesa nacida en 1965 que sigue trabajando de manera artesanal. Shinichi Konno, uno de sus responsables, nos explica que se inspiran “en Leonardo da Vinci y Antoni Gaudí”, y que a través de sus bicis “disfrutan del enorme placer que supone crear una gran bicicleta que usará alguien al otro extremo del mundo”.
Su calidad “made in Japan” posibilita que sus ventas crezcan año tras año, sobre todo en Asia y EE UU. Uno de sus modelos, la City, es un objeto de coleccionista a buen precio: “Se vendieron todas”, dice Konno, “pero seguimos haciéndola bajo pedido”. Cualquiera puede adquirir esa u otra Cherubim a través de su web, ya que ningún distribuidor español las importa. “Nos encantaría venderlas allí… ¿No hay ningún interesado?”, pregunta Konno.
Cambio: Sturmey Archer de 5 velocidades.
Peso: 9,5 kg.
Precio: 1.900€
Pasión. Esa es la palabra que resume la relación de Gregory Townsend por las bicicletas, y eso es también lo que provocan ellas en sus orgullosos propietarios.
“No encontrarás cuadros fabricados en serie o de otras marcas en mis bicis, sino que cada uno está hecho a mano, adaptado de manera específica a cada futuro propietario”, cuenta este artista residente en California y que aprendió a construir bicicletas en la legendaria Witcomb Cycles londinense.
El objetivo es que cada pieza y, por extensión, cada montura, “sea única y dueña de una discreta elegancia”, y aunque el (afortunado) cliente puede elegir el color de su máquina, todas están rematadas por el célebre Joe Bell.
Marchas: una (fixie)
Precio: desde 1.700€.