El objetivo: celebrar un día sin coches y denunciar el abuso de este medio de transporte en nuestras ciudades. Para ello, un grupo de ciclistas de la capital letona desarrolló una ingeniosa estructura adaptada a la bicicleta (similar a la de un automóvil) y que pone de relieve el gran espacio que ocupa este medio de transporte, sobre todo cuando es sólo una persona la que viaja dentro de él.
Una ecuación desastrosa: un pasajero, un coche
Esta curiosa y efectiva iniciativa, llevada a cabo el pasado 22 de septiembre por las calles de Riga, se añade a otras que, en muchas ciudades de todo el mundo, han querido denunciar el poco respeto al medio ambiente, así como el intenso tráfico que impregna y que emperora considerablemente la calidad de vida de nuestras ciudades.
Un abuso masivo que, además de contaminar y agotar el espacio, no potencia en absoluto el uso de la bicicleta -un transporte sostenible, saludable y eficaz en la urbe-, y que se alza como una de las mejores alternativas en el futuro.