A la postre, ellos son los grandes jueces de una carrera ciclista: los responsables del cronometraje en La Vuelta manejan casi toda la información de lo que acontece en cada etapa además de, por supuesto, dictar quién gana y la diferencia entre cada corredor. Hablamos con los responsables de Swiss Timing, la empresa del grupo Swatch que junto a Tissot se ocupa del cronometraje en La Vuelta.
El habitáculo de un pequeño camión, aparcado justo en la línea de meta, es probablemente el corazón de La Vuelta a España. Es allí, en apenas tres metros cuadrados, donde cinco expertos dictan, controlan y manejan toda la información de lo que pasa en carrera. La diferencia entre los corredores. Las incidencias mecánicas o las caídas. Y, por supuesto, quién es el primero en cruzar la meta.
Las tres cámaras de foto finish llegan a hacer entre 3.000 y 10.000 imágenes por segundo
Es allí, en la línea de meta, donde tres sistemas dictan con total exactitud el tiempo invertido por cada corredor en la etapa. Una célula fotoeléctrica, tres cámaras de foto finish de altísima precisión (capaces de hacer entre 3000 y 10.000 imágenes por segundo) y unas antenas pegadas al suelo que, detectando al llamado transponder que viaja en la horquilla de cada bicicleta, dictan el tiempo transcurrido desde que se dio la salida.
Swiss Timing, una empresa suiza contratada por Tissot y perteneciente al grupo Swatch, es la responsable de este trabajo en La Vuelta a España, el Tour y algunas de las más importantes clásicas ciclistas del mundo. Más de cuarenta años después de su fundación (para cronometrar, precisamente, pruebas de ski), Swiss Timing cronometra también los Juegos Olímpicos.
El principal reto es mantener y transportar toda esta maquinaria durante tres semanas
¿Cuáles son los principales retos en una prueba como La Vuelta? Los responsables de Swiss Timing lo tienen claro: mantener y transportar toda esta maquinaria de altísima precisión a lo largo de una carrera de tres semanas. Moverlo todo cada día. Evitar que el material se vaya malogrando y hacer que todo funcione correctamente. Enfrentarse a una dificultad nueva cada día y condiciones climatológicas cambiantes. No: no es lo mismo cronometrar en un estadio, o en un circuito, que en las variopintas llegadas (en montaña, en ciudad, junto al mar…) de una carrera de este tipo.
En estos últimos años la tecnología ha hecho que todo el sistema mejore, pero también ha tenido que responder a las crecientes exigencias de una sociedad cada vez más necesitada de datos, precisión y eficiencia. Las cámaras que antes registraban imágenes en blanco y negro ahora dan imágenes de enorme nitidez y en color. Los transponders incorporados a las bicis son cada vez más precisos, pero también aportan cada más información (podrán, en breve, ofrecer no sólo la velocidad de un corredor sino también su cadencia de pedaleo o el esfuerzo que está realizando). Swiss Timing, además, tiene que ofrecer toda la información de lo que pasa en la carrera en tiempo real, función que realiza empleando, también, gráficas virtuales que llegan a “comparar” la marcha de un corredor con “la sombra” del que le precede.
Todo eso, por supuesto, vertiendo toneladas de datos en la nube, a tiempo real, y para todo el mundo. Un trabajo vital, porque todo lo que se sabe de la carrera debe compartirse con el mundo. Un trabajo de seis personas (además de los cinco que están en la línea de meta, un sexto se ocupa de imprevistos durante la ruta). Todos los ojos, sobre ellos.
Algunas de estas aplicaciones llegarán al gran consumo, y también a los relojes de los usuarios
Un constante esfuerzo que, por supuesto, también tiene su reflejo a pie de calle. Algunas de las aplicaciones creadas para la competición llegan al gran consumo, para un público creciente y muy exigente que, a su manera, también requiere que sus tiempos y datos, que los fríos números que reflejan su pasión por el ciclismo, estén bien visibles y almacenados en el reloj de su muñeca.