El fotógrafo José Miguel Llano, quien lleva años trabajando en el mundo de las dos ruedas -colaborando con diferentes publicaciones en Europa y Estados Unidos- ha decidido promocionar el ciclismo urbano de nuestro país con una iniciativa muy singular: fotografiar a decenas de ciclistas urbanos posando con su bicicleta. Durante meses, y en diversos escenarios como Vitoria-Gasteiz, Amurrio, Donostia, Bilbao o Gijón, Llano ha conseguido sacar la mejor cara de las calles en esta primera exposición urbana (40 fotografías), y que tiene pensado ampliar con su visita a ciudades como Barcelona, Madrid o Sevilla. Ciclosfera ha hablado con él.
¿Qué es y cúal es el objetivo de la muestra ‘Ciclistas Urbanos‘? ¿Cómo nace esta idea?
Ciclistas Urbanos se pone en marcha hace, aproximadamente, un año. Me refiero al comienzo del trabajo de campo, o de calle, mejor dicho en este caso. La idea, sin embargo, lleva rondando mi cabeza más tiempo. Sentía la necesidad de aunar varias cosas, la fotografía que es mi trabajo y también mi vocación, la bicicleta y el entorno urbano. Siempre he sido un apasionado defensor de la bici como vehículo perfecto para los desplazamientos, en ciudad o fuera de ella, mucho antes de instalarse en España como un movimiento de moda. Ahora se mezcla la moda con la necesidad por las circunstancias económicas y con la idea de los que, ni por una cosa ni otra, o además de por esas, creen en éste como un medio verdaderamente saludable y alternativo al colapso que tanto vehículo genera y las consecuencias medioambientales derivadas de ello. Resumiendo, puedo decir que el proyecto surge, de manera paralela, por una inquietud profesional ante un reto como el de buscar y retratar a una gran variedad de personas con sus “maquinas” para mostrar esa diversidad de usuarios y también como una reivindicación. Porque creo firmemente en la bici como vehículo de presente y de futuro.
¿Cuál ha sido la respuesta del público?
Ha sido muy positiva. Este es un trabajo hecho en la calle para verlo en la calle que quiere transmitir cercanía y simpatía y en el que se ven reflejadas personas anónimas, gente normal y corriente. Como los modelos improvisados de los retratos. También tratamos de hacer un importante esfuerzo en el terreno de la comunicación para llegar al mayor número de personas posibles a través de los medios y redes sociales. Porque queremos que este proyecto continúe “rodando” por otros lugares.
Tu relación con el mundo de la bicicleta viene de lejos… ¿cuándo empezó?
Siempre he estado vinculado al mundo de la bici de una u otra manera. Mi familia regentó un comercio de bicis y deporte. Durante bastantes años desempeñé mi labor profesional para revistas de ciclismo, cicloturismo, bici de montaña, cubriendo competiciones de todo tipo… En mi actividad como fotógrafo publicitario también trabajo para marcas reconocidas en el ámbito de la bici, así como para algunos ciclistas y equipos. Fui, soy y seré usuario habitual de la bici…
Cada vez se habla más de ciclismo urbano… ¿Cómo se vive la bicicleta en Vitoria? ¿Cuál crees que será su evolución en España?
Vitoria es una ciudad perfecta para el ciclista por su orografía y por el trabajo que las diferentes instituciones han llevado a cabo para facilitar su uso a través de las infraestructuras. Hay muchos ciclistas urbanos en Vitoria-Gasteiz. El uso de la bici en la ciudad creo que va en aumento y no únicamente por una cuestión de modas y de crisis, que son pasajeras. Es un asunto de conciencia medioambiental, algo para lo que la educación es fundamental porque se trata de un tema más intangible. También son más que evidentes las ventajas, desde el punto de vista de la salud, que la práctica del ejercicio con la bici aporta y esto es algo que cada cual lo puede comprobar de manera palpable. De todas maneras, en España se va a la cola de Europa en cuanto al número de ciclistas en las ciudades. Aunque se ha evolucionado, queda mucho camino por recorrer. Todos tenemos que aportar nuestro granito de arena en este sentido.
Entre la fotografía y la bicicleta… ¿Con qué te quedas?
Me quedo con las dos, son inseparables en mi caso. La bici no es solo un vehículo para el ocio, también es una herramienta de trabajo.
Una máxima que ningún ciclista debe olvidar.
Somos más libres, pero también más frágiles.