Suele tenerse por cultura en México, o mas bien en mi ciudad, Campeche, que tener un puesto administrativo, o ser el jefe de una empresa, es sinónimo de poseer un auto y eso me dará el estatus y respeto que merezco en mi trabajo.
Pero no siempre es así: tengo un auto, pero sólo lo uso en ciertas ocasiones y cuando es necesario, así como uso mi bicicleta cuando es necesario.
Es un balance entre la máquina a gas y la máquina que es mi cuerpo. Ir al trabajo en mi bicicleta me da tiempo de reflexionar sobre ese mismo trabajo, organización, e incluso no llegar estresado por el trafico en hora pico.
El estatus no me lo da el auto, me lo da el trabajo que desarrollo. Y el ir en bicicleta hacia él se ha convertido en un momento clave para poder desarrollar este estatus.