1. No fomentes el robo. Si sospechas, mínimamente, que la bicicleta que vas a adquirir ha podido ser robada, no la compres. Piénsalo con frialdad y no te dejes llevar por el impulso: por muy atractivo que sea su precio, si la compras estarás contribuyendo a que se sigan robando bicicletas. Mañana podría tocarte a ti.
2. Particular… o tienda. Si tienes dudas sobre adquirírsela a un particular por razones como la anterior, ¿por qué no ir a una tienda de bicicletas de segunda mano, de las que cada vez hay más? Allí podrás comparar con calma y contar con el asesoramiento apropiado para, en un última instancia, comprar una bici con todas las garantías… y todas las de la ley.
3. Comprueba su estado. No te dejes llevar sólo por la estética: examina la bici exhaustivamente. Si no eres un entendido en la materia, llama a algún amigo que sí lo sea: todos tenemos uno. Comprueba, sobre todo, el radiado y el centrado de las ruedas, la dirección y la holgura del eje del pedalier, pues son los tres ajustes que te pueden salir un poco más caros. Presta atención también al nivel de óxido.
4. Ojo a la talla. No es una cuestión menor: puede que aparentemente sea la bicicleta de tus sueños, pero si no es de tu talla, nunca será la bici perfecta. No sólo por una cuestión de comodidad, sino también para evitar posibles lesiones de cara al futuro. Si tienes dudas sobre qué talla te corresponde, puedes consultar en Internet guías útiles como ésta.
5. ¡Date una vuelta! Aunque lo tengas claro al 90%, no te sientas presionado ni te precipites: estás a punto de comprar un vehículo que posiblemente vaya a acompañarte una buena temporada. Así que date una vuelta y comprueba el feeling que te da. Acelera, frena, gira. Da una buena vuelta a la manzana. Cada bicicleta es un mundo, y cuando encuentras una que encaja a la perfección contigo la sensación es simplemente… incomparable.