Tras un periplo judicial de casi cuatro años y un juicio que se prolongó cinco días, la causa del ciclista que quedó parapléjico tras impactar contra una piedra colocada a modo de trampa en el Monte Alba de Vigo ha derivado en una sentencia absolutoria. La Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra, con sede en Vigo, acaba de dictar la resolución sobre este caso.
Según publica El Faro de Vigo, los magistrados no tienen dudas de que la roca con la que chocó Diego González y dos piedras más que había en ese sendero fueron puestas allí a propósito, como consecuencia de “una acción humana producida de forma voluntaria”. Sin embargo, concluyen que “no se ha acreditado” que los cuatro comuneros acusados estuviesen implicados en ello.
La sala considera que no se probó que José C.A., vicepresidente segundo de la Comunidad de Montes de Valladares y encargado del mantenimiento de los montes al tiempo del suceso, “hubiera dado órdenes de hacerlo” a los tres miembros de la cuadrilla que se sentaron junto a él en el banquillo: Antonio V.G., capataz; Miguel G.V., peón forestal; y Raimundo P.G., que hacía trabajos en beneficio de la comunidad. Y, por tanto, tampoco ve demostrado que estos últimos colocaran el obstáculo que causó el grave accidente.
La Fiscalía solicitaba dos años y medio de prisión y el pago de 832.428 euros de indemnización
La sentencia, que no es firme y contra la que cabe recurso de casación ante el Tribunal Supremo, fue notificada este jueves a las partes, un mes después del juicio. La Fiscalía atribuía a los acusados un delito de lesiones por imprudencia grave, solicitando dos años y medio de prisión y el pago de 832.428 euros de indemnización al ciclista, que quedó parapléjico y al que le ha sido concedida la gran invalidez por las graves secuelas. La acusación particular elevaba su petición a 6 años de cárcel y casi 1,5 millones de indemnización. Para el abono de estas cuantías se demandaba la responsabilidad civil subsidiaria de la Comunidad de Montes de Valladares. Pero la Audiencia no ha visto probados los indicios en que se sustentaban estas acusaciones. Y, como demandaban los abogados defensores, absuelve a los acusados y declara de oficio las costas.
Los comuneros, por su parte, se habían declarado inocentes en la vista. “Nunca ordené colocar piedras, nunca pusimos piedras; al contrario, nos encargábamos de retirarlas”, aseguró el directivo de la comunidad.
El siniestro ocurrió en la zona conocida como Freixo. Diego impactó “contra una piedra de importantes dimensiones” que había sido “colocada” en la parte baja de un salto de aproximadamente un metro de altura. El ciclista salió despedido contra los restos de un muro de piedra, golpeándose y sufriendo las graves lesiones que le causaron una paraplejia completa.