En el mundo de la bicicleta no está todo inventado. Y probablemente, nunca lo estará. De cuando en cuando, los que amamos pedalear nos sorprendemos con alguna nueva vuelta de tuerca a un concepto ya existente: un nuevo candado, un cuadro con un diseño rompedor, una prenda o accesorio que nos hace la vida más fácil… Las opciones son casi infinitas.
En esta ocasión no te vamos a mostrar nada de lo anterior. Es más, algunos de estos inventos ciclistas son abiertamente inútiles. Todos ellos tienen, eso sí, una cosa en común: la capacidad de sorprender al que los ve.
1. La bicicleta que anda.
Montar en bicicleta nos permite avanzar mucho más deprisa y con menos esfuerzo. Literalmente, como si tuviéramos muchos más pies. Es es el concepto del que partió Max Night a la hora de inspirarse para su popular Walking Bike, creada gracias a una bicicleta corriente… y ocho pares de deportivas.
2. El casco que simula ser un cráneo.
El diseñador dubaití Jyo John Mullor es el responsable de estos curiosos y realistas modelos de casco que imitan el aspecto de un cráneo humano para aparentar que no se lleva absolutamente nada sobre la cabeza. Imaginamos, eso sí, que el portador del casco aparentará tener una cabeza descomunal.
3. La bicilavadora
¿Lavar la ropa mientras se pedalea? Es posible, gracias al prodigioso invento del filipino Mitch Shivers. Al contrario que otros modelos de bicicletas estáticas que permiten hacer la colada, la de Shivers es una bici normal a la que se le ha añadido un tambor, lo que permite salir de paseo con ella y lavar la ropa a la vez. Eso sí: el ciclista ha de tener en cuenta el extra de peso.
4. El biciwáter
El ingenio humano no conoce límites. Y la capacidad para añadir a una bicicleta cualquier estructura imaginable, tampoco. Si en el caso de la bicilavadora se puede encontrar una utilidad, en este modelo se priorizan las ganas de dar la nota. Con un biciwáter, las miradas y las risas de los curiosos están garantizadas.
5. La bicihamaca
Uno de los inventos ciclistas más extraños jamás creados es esta bici reclinada… con una hamaca. Proveniente de Japón, ese país en el que casi todo es posible, su funcionamiento parece complicado. Al menos, si el ciclista quiere mantener intacta su integridad física.